"(...) Una cosa es reconocer que Santos –desde su perspectiva egoísta y los
intereses gremiales del sector oligárquico que representa, interesados
en profundizar la inversión en los territorios- abrió la mesa de
negociaciones con las FARC-EP. Otra cosa es olvidar que Santos fue
ministro estrella de defensa de Uribe cuando estaba en forma el
escándalo de las chuzadas y de la parapolítica.
Olvidar que fue él quien
presidió el bombardeo a territorio ecuatoriano el 2008, el que en su
campaña se ufanó de estar orgulloso de que Colombia sea visto como el
Israel de América Latina y el que, como presidente, lloró de alegría
cuando asesinó alevosamente, en estado de indefensión, y mientras
negociaban la apertura de negociaciones, al comandante de las FARC-EP
Alfonso Cano. Un crimen atroz y que puso en peligro la posibilidad de
avanzar en el proceso de paz.
Pero el peor crimen del cual él fue directamente responsable
fue el asesinato cobarde y perverso de miles de jóvenes colombianos en
el escándalo de los llamados “falsos positivos”. Fue él quien, en medio
del macabro conteo de muertos impuesto a la soldadesca como muestra de
“éxito”, es directamente responsable del secuestro y asesinato de estos
jóvenes, y luego de la cadena de mentiras con que justificaron las
muertes, obstruyendo a la justicia en miles de casos.
No creo que este
Nobel, así lo celebre todo el país político, sea objeto de celebración
para las madres de Soacha y las miles de personas que lloran la muerte
de algún ser querido en este escándalo y a quienes Santos ha,
sistemáticamente, ignorado.
Mientras los medios destacaron del
discurso de Timochenko en Cartagena solamente cuando pidió perdón,
Santos no se siente en necesidad de pedir perdón a nadie, ni siquiera a
las víctimas de este crimen de lesa humanidad del cual él fue
directamente responsable.
Acá no hay tal bilateralidad y toda la
institucionalidad está buscando reforzar esa imagen de que la
insurgencia ha sido derrotada militarmente (por eso el susto con los
Kfir y las declaraciones rimbombantes de los generales), políticamente
(se achaca exclusiva y erróneamente el voto NO como un voto únicamente
de rechazo a las FARC-EP) y también moralmente (son ellos los que tienen
que pedir perdón, nadie más).
El premio Nobel de la paz sencillamente
termina de cuadrar el círculo, como se dice. Este es el triunfo de
Santos, la paz de Santos, que logró pacificar a una de las “guerrillas
más sanguinarias del mundo”, como les llama la revista Semana [1].
Santos ha dicho que este triunfo es de todas las víctimas, de las
cuales hable en neutral, como si él no tuviera nada que ver en todo
esto. Le recomiendo a Santos que tenga un acto de humildad en su vida,
se vaya a Soacha, visite a esas madres que él ha rechazado y que sus
guardaespaldas han sacado a patadas de sus actos, y les pida perdón a
través de ellas, a todas las víctimas de los falsos positivos.
Que
visite a mujeres de la talla de Alfamir Castillo, cuyo hijo fue
asesinado en un falso positivo y que ha sido desplazada y exiliada no
una, sino varias veces, por exigir justicia. Y aprovechando el impulso,
ya que están jodiendo tanto a las FARC-EP para que declaren sus bienes
para reparar a las víctimas, asegurarse que los 850.000 euros que le
acaban de entregar con el premio, se entreguen para reparar a las
víctimas de los falsos positivos.
Ellas, a diferencia de Santos que
pertenece a una de las familias de la aristocracia más rancia, si las
necesitan. Es que la oligarquía colombiana es mezquina hasta para eso:
la plata para las víctimas la sacan de los contribuyentes. Es decir, de
los mismos pobres.
Qué insulto es este Nobel para las víctimas
en Colombia, particularmente para las de los falsos positivos, así como
para miles que arriesgaron su vida exigiendo la solución negociada al
conflicto cuando Santos estaba repitiendo las mantras de la seguridad
democrática.
Nuevamente queda claro que la popularidad de Santos es
inversamente proporcional en el extranjero y en Colombia. Mientras más
lo aplauden afuera, más impopular es en su propio país." (José Antonio Gutiérrez D. , Rebelión, 08/10/16)
No hay comentarios:
Publicar un comentario