30.12.16

El año que tampoco vieron venir... el 2016, y en España el pasado se atrincheró, dejando una ciudadanía anestesiada o frustrada

"(...) Dicen y escriben que 2016 ha sido el año que no vieron venir. Suele ocurrir cuando se vive en los cenáculos del poder y las personas se convierten en números estadísticos o un fastidio si osan hacer patente su malestar. 

Con claridad, 2016 ha sido el año de las mil definiciones que se resumen en una: desconcierto. El año que acaba ha confirmado el absoluto divorcio entre las élites y el resto de la población. El triunfo del No que lo caracteriza es a lo que todos ellos representan, a lo establecido, aunque los erráticos caminos de la banalidad programada, no hagan sino consolidarlo. Porque en 2016, la verdad, los límites de lo admisible, han saltado por los aires. 

El año en el que se volvió atrás para reedificar los más terribles monstruos de nuestro pasado, con el fascismo en ciernes a la cabeza. Se ha desencadenado lo que, desde hace no menos de un quinquenio, incluso casi un decenio, veíamos venir y escribimos. Basta tener los pies en el suelo y mirar qué sucede alrededor. (...)

En España fuimos repitiendo elecciones generales hasta que -con un golpe de mano chapucero y evidente-, se formó el gobierno que conviene al poder, al que vive en camarillas y no ve venir otra cosa que las bandejas de canapés. O los peligros que acechan a sus privilegios. La decencia se ha resentido en gran medida del devastador impacto. Hasta provocar destrozos desestabilizadores. (...)

Repasar la mascarada política y mediática de estos doce meses deja sabor a inmensa tomadura de pelo. Es ver quiénes movían los hilos de la operación, cómo se desechaban las piezas inservibles, las encuestas-puñal, la maquinaria de la intoxicación a pleno rendimiento. 

Cuando en el Congreso entraron las personas que cada día vemos en la calle, los aposentados dieron un fuerte respingo. De ahí que se blindaran para luchar contra la pura alergia física a la realidad y a la posibilidad de algún cambio que alterara su estatus.  (...)

Vimos los grandes desfiles por los juzgados de un buen número de saqueadores de lo público, nivel presunto. Cuesta recordar la serie de mangancias, cohechos y cohechitos, prevaricaciones y transgresiones varias que este sufrido pueblo ha soportado. 

Menos mal que cada día llegan refuerzos para recordar que en cualquier otro país, incluso en algunos bananeros, la corrupción pasa factura. Y declaraciones como las de Francisco Correa, mediador de la Gürtel, hubieran hecho saltar gobiernos por los aires. Nos han dejado ahogados de cinismo y desvergüenza. A las personas decentes, se entiende. (...)

No hay sector susceptible de lucrarse en el que algunos de nuestros próceres no hayan metido mano. Todo es magro para la rapiña: infraestructuras, servicios, hasta colegios y hospitales. Visto los destrozos en la sanidad, incluso vidas humanas. 2016 nos deja la impresión de que en España operan varias mafias y que una parte de las pistas que sigue la justicia proviene de algún tipo de ajuste de cuentas entre bandas o facciones rivales. 

Algunas, como afirman las pesquisas judiciales de Ausbanc, chantajeando a bancos y empresas de lo más relevante del país durante 20 años sin que nadie dijera ni pío. (...)

“Puigdemont promete romper España”, leímos en un titular entre los muchos irrisorios con los que nos obsequian a diario. “Insensato sin escrúpulos” llamaba un editorial al candidato del PSOE que acabaría defenestrado. 

La prensa oficial participando de parte en política. Hasta obvió noticias. Una bien reciente: la investigación por homicidio a dos altos cargos de la sanidad pública gallega al posponer la medicación eficaz para la hepatitis C no ha llegado a las portadas de los principales medios de la comunidad. 

Una más alejada en el tiempo, un juez grabado proponiendo a un imputado fabricar indicios contra su predecesora, Victoria Rosell, sin que tenga grandes repercusiones, ni mediáticas. La denuncia del ex Ministro Soria contra ella,   por supuesto cohecho, retraso malicioso y prevaricación, relacionado con el caso, archivada por la justicia con similar eco. Y nunca hemos sabido tanto de Venezuela y tan poco de Huesca, Cáceres o León, por poner el caso.

Multitud de personas en España, no se enteran de asuntos esenciales que les afectan. Cuesta creer que las graves noticias difundidas sobre la atención pediátrica en la Comunidad de Madrid no levanten auténticas ampollas. Hablamos de niños. (...)

2016, el año en el que las políticas pudieron cambiar y el pasado se atrincheró, dejando una ciudadanía anestesiada o frustrada. La España sucia ha ganado de nuevo la batalla, un respiro más. Un estertor quizás.  (...)

2016 se vio venir. El desvarío electo, la peste fascista. La hegemonía de los inanes convertidos en sujeto. Los nuevos rumbos mundiales sí traen significativas variaciones: la ultraderecha, la sinrazón, avanzan a grandes zancadas, mientras los medios y la propia sociedad vuelven a equivocar el foco. Los  emigrantes pobres no son los culpables. 

Y no hay nada -ni los dolorosísimos atentados terroristas-, más desestabilizador que la extrema derecha por su capacidad de llegar al poder en varios países, algunos muy decisivos. Europa entretanto no mueve un dedo. 2016 acrecienta el profundo deterioro del proyecto común. El año que… siguió muriendo la UE. (...)"                  (,     eldiario.es, 27/12/2016)

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