"(...) Dicen y escriben que 2016 ha sido el año que no vieron venir.
Suele ocurrir cuando se vive en los cenáculos del poder y las personas
se convierten en números estadísticos o un fastidio si osan hacer
patente su malestar.
Con claridad, 2016 ha sido el año de las mil
definiciones que se resumen en una: desconcierto. El año que acaba ha
confirmado el absoluto divorcio entre las élites y el resto de la
población. El triunfo del No que lo caracteriza es a lo que todos ellos
representan, a lo establecido, aunque los erráticos caminos de la
banalidad programada, no hagan sino consolidarlo. Porque en 2016, la
verdad, los límites de lo admisible, han saltado por los aires.
El año
en el que se volvió atrás para reedificar los más terribles monstruos de
nuestro pasado, con el fascismo en ciernes a la cabeza. Se ha
desencadenado lo que, desde hace no menos de un quinquenio, incluso casi
un decenio, veíamos venir y escribimos. Basta tener los pies en el
suelo y mirar qué sucede alrededor. (...)
En España fuimos repitiendo elecciones generales hasta que -con un golpe
de mano chapucero y evidente-, se formó el gobierno que conviene al
poder, al que vive en camarillas y no ve venir otra cosa que las
bandejas de canapés. O los peligros que acechan a sus privilegios. La
decencia se ha resentido en gran medida del devastador impacto. Hasta
provocar destrozos desestabilizadores. (...)
Repasar la mascarada política y mediática de estos doce meses deja sabor
a inmensa tomadura de pelo. Es ver quiénes movían los hilos de la
operación, cómo se desechaban las piezas inservibles, las
encuestas-puñal, la maquinaria de la intoxicación a pleno rendimiento.
Cuando en el Congreso entraron las personas que cada día vemos en la
calle, los aposentados dieron un fuerte respingo. De ahí que se
blindaran para luchar contra la pura alergia física a la realidad y a la
posibilidad de algún cambio que alterara su estatus. (...)
Vimos los grandes desfiles por los juzgados de un buen número de
saqueadores de lo público, nivel presunto. Cuesta recordar la serie de
mangancias, cohechos y cohechitos, prevaricaciones y transgresiones
varias que este sufrido pueblo ha soportado.
Menos mal que cada día
llegan refuerzos para recordar que en cualquier otro país, incluso en
algunos bananeros, la corrupción pasa factura. Y declaraciones como las de Francisco Correa,
mediador de la Gürtel, hubieran hecho saltar gobiernos por los aires.
Nos han dejado ahogados de cinismo y desvergüenza. A las personas
decentes, se entiende. (...)
No hay sector susceptible de lucrarse en el que algunos de nuestros
próceres no hayan metido mano. Todo es magro para la rapiña:
infraestructuras, servicios, hasta colegios y hospitales. Visto los
destrozos en la sanidad, incluso vidas humanas. 2016 nos deja la
impresión de que en España operan varias mafias y que una parte de las
pistas que sigue la justicia proviene de algún tipo de ajuste de cuentas
entre bandas o facciones rivales.
Algunas, como afirman las pesquisas
judiciales de Ausbanc, chantajeando a bancos y empresas de lo más
relevante del país durante 20 años sin que nadie dijera ni pío. (...)
“Puigdemont promete romper España”, leímos en un titular
entre los muchos irrisorios con los que nos obsequian a diario.
“Insensato sin escrúpulos” llamaba un editorial al candidato del PSOE
que acabaría defenestrado.
La prensa oficial participando de parte
en política. Hasta obvió noticias. Una bien reciente: la investigación
por homicidio a dos altos cargos de la sanidad pública gallega al
posponer la medicación eficaz para la hepatitis C no ha llegado a las
portadas de los principales medios de la comunidad.
Una más alejada en
el tiempo, un juez grabado proponiendo a un imputado fabricar indicios
contra su predecesora, Victoria Rosell, sin que tenga grandes
repercusiones, ni mediáticas. La denuncia del ex Ministro Soria contra
ella, por supuesto cohecho, retraso malicioso y prevaricación,
relacionado con el caso, archivada por la justicia con similar eco. Y nunca hemos sabido tanto de Venezuela y tan poco de Huesca, Cáceres o León, por poner el caso.
Multitud
de personas en España, no se enteran de asuntos esenciales que les
afectan. Cuesta creer que las graves noticias difundidas sobre la
atención pediátrica en la Comunidad de Madrid no levanten auténticas
ampollas. Hablamos de niños. (...)
2016, el año en el que las políticas pudieron cambiar y el pasado se
atrincheró, dejando una ciudadanía anestesiada o frustrada. La España
sucia ha ganado de nuevo la batalla, un respiro más. Un estertor quizás. (...)
2016 se vio venir. El desvarío electo, la peste fascista. La hegemonía
de los inanes convertidos en sujeto. Los nuevos rumbos mundiales sí
traen significativas variaciones: la ultraderecha, la sinrazón, avanzan a
grandes zancadas, mientras los medios y la propia sociedad vuelven a
equivocar el foco. Los emigrantes pobres no son los culpables.
Y no hay
nada -ni los dolorosísimos atentados terroristas-, más desestabilizador
que la extrema derecha por su capacidad de llegar al poder en varios
países, algunos muy decisivos. Europa entretanto no mueve un dedo. 2016
acrecienta el profundo deterioro del proyecto común. El año que… siguió
muriendo la UE. (...)" (Rosa María Artal, eldiario.es, 27/12/2016)
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