29.12.16

El paro juvenil del 52% no se soluciona con una política sectorial, para jóvenes... O se actúa sobre los impuestos –que es lo que permite ofrecer servicios sociales– y los salarios, o todo lo demás son cataplasmas

"(...) Volviendo al tema de las protestas, y centrándonos ahora en la izquierda, usted ha dicho alguna vez que los jóvenes que las protagonizan tienen mucho menos que perder que en 1968, porque ahora el sistema no es capaz de ofrecerles un futuro.

Esto está claro. Cuando el 1968, en París, los estudiantes soñaban con cambiar el mundo, el Partido Comunista y el sindicato comunista no optan por apuntarse a la revolución, sino por negociar unas subidas salariales. 

Evidentemente, el sistema ahora no tiene la capacidad de dar satisfacción en este sentido. Si hay algún sector de la población que se pueda considerar como gran perdedor [del sistema], son evidentemente los jóvenes, porque la situación de un joven parado no es la misma que la de un adulto parado, que se puede reintegrar. 

Un joven parado pierde las capacidades de formarse, y el sistema no se preocupa ni sabe qué hará con toda esta parte de la población que margina. Aquí la gente hablaba mucho del paro, que sí un veinte-y-tantos por ciento... y mientras tanto el paro juvenil era del 52%. 

Esto no se soluciona con una política sectorial, para jóvenes. Hay que cambiar la forma de funcionar del conjunto de la sociedad. Y aquí volvemos a tener en un lugar central los impuestos –que es lo que permite ofrecer servicios sociales– y los salarios. O actúas sobre esto, o todo lo demás son cataplasmas.

Hay quién habla directamente del fin del trabajo, porque el sistema ya no podrá ofrecer suficiente ocupación.

Esto son sandeces. La transformación del trabajo se ha producido siempre. Refiriéndose a los robots, por ejemplo, un economista norteamericano decía que el problema será saber de quién son los robots, a quienes beneficiarán. Es una tontería decir que la desaparición de trabajos mecánicos en la industria puede significar el fin del trabajo.

 Teóricamente, en una sociedad muy organizada, hay un sector en el cual las capacidades de absorción son ilimitadas. Es el sector servicios. Justamente, una de las enormes diferencias en la respuesta a la crisis de China y de los países occidentales es que la política del estado chino ha sido, en buena medida, la de absorber en el sector servicios buena parte de la gente que se quedaba sin oficio al desaparecer empresas que no eran rentables y que había que suprimir. 

Es evidente que la robotización puede hacer que se pierdan muchos puestos de trabajo, pero si los robots producen más beneficio, estos beneficios se tendrían que traducir en más impuestos, que permitan dar ocupación a más gente dedicada a servicios sociales. 

Si algo sabemos que falta en este país son médicos y enfermeras en los hospitales, en cantidad, y aquí no hay ningún robot que los pueda sustituir. Esto del fin del trabajo es una barbaridad. En todo caso, sería la de determinados tipos de trabajo"                     (Entrevista a Josep Fontana, Público, 21/12/16)

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