"(...) 7- En términos generales, y pese a su olor a calcetines a cuadros y anís del mono –MVM describía, en otro poema, el franquismo a través de sus olores–, no hay que temer –mucho– a Vox. Y mucho, sin medida, al PP. (...)
9- En la poética del PP está presente el concepto derogación, de forma más matizada. Y, diría, efectiva. Esto es, detallada. Las derogaciones se producen dentro del pack derogar-el-sanchismo. No obedecen a un proyecto majara de exlegionarios, sino que se presentan a sí mismas como un aggiornamento democrático. La cosa consistiría en contra-reformar las reformas del Código Penal, las leyes de educación, trans, la de eutanasia, la de memoria democrática –hasta aquí, pocas diferencias con Vox–, así como practicar cambios, glups, en la reforma laboral, en la reforma de las pensiones, en la Ley de la Vivienda. La excepción ibérica y el impuesto extraordinario a banca y energéticas serán reajustados también. (...)
11- El PP plantea, en esa altura del programa, regular la, sic, “deslealtad constitucional”, una calidad compuesta por diversos delitos “dirigidos a socavar el crédito de España en la Comunidad Internacional”. ¿Qué es la deslealtad constitucional? Es cualquier cosa. Desde los 90, es el constitucionalismo, la capacidad propagandística, modulada por la política y por medios acólitos, de señalar, de marginar, de expulsar de la constitución y la democracia a cualquier persona, grupo, actitud o idea. Ya está inventado. La novedad es que ahora pasaría a ser una aplicación del constitucionalismo no propagandística, legislada como ley. De realizarse, sería un giro legal húngaro. Y precisaría de complicidad húngara en la judicatura.
12- Se llegue a legislar, o no, la deslealtad constitucional no es otra cosa que guerra cultural, la mayor herramienta de la nueva extrema derecha, y la principal actividad de los gobiernos del PP desde 1996. Es una herramienta tan poderosa que permite dominar la agenda política, la agenda cotidiana, la realidad, decidir lo que existe o no. Es la garantía de que, en efecto, como dice el poema, pero como guía y señala la poética, habrá derogaciones, pues con un Estado consagrado, otra vez, a la guerra cultural, el gobierno que lo gestione será, otra vez, absolutamente libre. Podrá volver a hacer lo que quiera, sin grandes impedimentos, pues todo y todos desaparecen en la crispación absorbente y paralizante de la guerra cultural. (...)" (Guillem Martínez , CTXT, 8/07/2023)
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