"«Estoy sentado en una cafetería de Yafo.
Jaffa -Yafa en árabe-, una de las ciudades más antiguas del mundo, fue antaño una floreciente metrópoli palestina a orillas del Mediterráneo, con vida cultural propia, periódicos, editoriales, cines y teatros.
Hoy, sin embargo, ha quedado reducida a un suburbio de Tel Aviv.
Los judíos israelíes viven en urbanizaciones cerradas, mientras que los palestinos se ven expulsados por unos precios que sólo pueden pagar los asquenazíes acomodados. En cualquier otro lugar, esto se llamaría aburguesamiento, pero en Israel, esta transferencia de población tiene un sabor étnico.
La cafetería en la que estoy está repleta de clientes. Es un día más en la ajetreada vida del Israel laico. Una mujer cerca de mí sorbe su café mientras sostiene una esterilla de yoga. Una pareja habla de una obra de teatro que vieron el día anterior. También están planeando la cena de Pascua, que se acerca rápidamente.
Podría ser una escena de cualquier capital occidental. Pero aquí, lo ordinario se desarrolla a sólo una hora en coche de Gaza, donde lo inimaginable se ha convertido en rutina.
En ese momento, miro mi iPhone. Cada mañana, desde hace más de 18 meses, Ahmed me envía un mensaje desde Khan Younis.
«Esta noche han muerto 19 personas en el bombardeo de tiendas y casas aquí. He hecho tres entrevistas y he recopilado fotos y material de vídeo», escribe Ahmed. «¿Te interesa?«, me pregunta, y su pregunta tiene una conmoción desesperada»."
(Middle East Eye, 07/04/25, traducción DEEPL)
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