"Mi madre, de 83 años, tiene cataratas y el médico dijo que debía
operarse. De un día para otro, la llamaron para ser intervenida y le ofrecían un listado de ocho clínicas privadas para la intervención.
Pero ella pidió ir a su hospital de siempre, el 12 de Octubre, que está
al lado de casa y donde están sus médicos. Entonces le dijeron que
tardarían 90 días, pero ya han pasado casi 120 y aún no sabemos cuándo
la operan”, cuenta a DIAGONAL Silvia Bueno.
Pero el de su madre,
no es el único caso. Sin ir más lejos, ella misma ha vivido una
situación similar: “Tengo una lesión cervical desde hace un año. En
septiembre pasado me hicieron radiografías y el traumatólogo me mandó
unas pastillas, pero el dolor no se me quita. En marzo me mandaron una
resonancia.
Me tenían que dar cita en mi centro de especialidades de la
Seguridad Social de la calle Cestona, en Orcasitas, dependiente del
[Hospital] 12 de Octubre. Un día me llaman y me dicen que en un mes me puedo hacer la resonancia y que puedo elegir entre dos centros privados:
Centro de Diagnostico USP [del grupo Quirón] o la clínica de La
Milagrosa. Dije que no, que quiero ir como siempre al hospital 12 de
Octubre u otro centro público.
La administrativa me respondió que no le dejaban darme cita en la pública”,
relata Bueno, de 43 años. “He presentado una queja y me han dicho que
están saturados y no hay citas en la sanidad pública y que remiten mi
queja al 12 de Octubre. Aún no tengo respuesta. No quiero que mis
impuestos reviertan en empresas privadas. Quiero que me atiendan en la
sanidad pública”, denuncia.
Traspaso de pacientes El caso de esta usuaria de la sanidad pública madrileña forma parte de una estrategia encubierta de traspaso de pacientes de la sanidad pública a la privada.
Jesús Jaén, representante de Patusalud, Plataforma de Trabajadores y
Usuarios por la Sanidad Pública de la Comunidad de Madrid, integrante de
la Marea Blanca, señala que ésa es la práctica habitual.
“La Consejería
de Sanidad de la Comunidad de Madrid está derivando a los pacientes a
las clínicas privadas para hacer las pruebas que hasta ahora se hacían
en hospitales públicos”, señala Jaén, celador del hospital público La
Princesa.
“Tenemos una circular interna que repartió gerencia a los
administrativos que dan las citas en el centro de especialidades de
García Noblejas, dependiente de La Princesa, con un listado de centros donde debían remitir a los pacientes:
Fundación Giménez Díaz (grupo Capio), clínica La Moncloa, hospital de
la Venerable Orden Tercera de San Francisco, Sanatorio Quirúrgico Virgen
del Mar, hospital de San Rafael, clínica Anderson España, Clínica
Madrid, Clínica de la Beata María Ana de Jesús... todas privadas”,
relata Jaén.
Explica que el objetivo es ir cerrando los hospitales
públicos, empezando por sus centros de especialidades: “Las consultas de
García Noblejas las están pasando a los privados y una pequeña parte
directamente a La Princesa. Además, sólo en un año han despedido a 3.000
personas entre médicos y personal laboral”, señala.
Jaén apunta
también que esta práctica es muy sutil, porque estos días se habla de la
privatización total de seis hospitales de Comunidad de Madrid (los de
Parla, Aranjuez, Coslada, Arganda del Rey, San Sebastián de los Reyes y
Vallecas), pero “existe una privatización invisible que es enviar a los
pacientes a los centros privados, infrautilizar
aparatos recién comprados, despedir a médicos interinos, desmontar lo
público e ir cerrando los hospitales públicos.
Esta gente se está
llevando la espina dorsal de la sanidad pública”, concluye Jaén. A pesar
de todo, cada vez más se extiende más la desobediencia civil, también
contra la privatización de la sanidad.
“Tenía
una revisión en mayo y tenían que hacerme una colonoscopia. Fui a mi
centro de especialidades en Orcasitas para que me dieran cita para el 12
de Octubre. Me dijeron que me llamarían y a los pocos días me
telefonearon y me ofrecieron ir a tres centros, entre ellos la Fundación
Jiménez Díaz (grupo Capio), pero quería ir al 12 de Octubre. Entonces me dijeron que tendría que esperar hasta febrero de 2014”,
explica Eubilio Rodríguez, de 69 años. Insiste en que su caso no es
urgente, pero juegan con los pacientes: “Nos llevan como borregos hacia
la gestión privada de nuestra sanidad.
Y luego dirán que elegimos... No
elegimos, nos obligan a coger las citas más próximas que casualmente son
las de las privadas”, dice con enfado. Rodríguez es “cura” (no
sacerdote, aclara) e invita a rebelarse y luchar contra lo que define
“un chantaje” a los ciudadanos. (...)
Fernando P., médico del hospital Severo Ochoa de Leganés, Madrid,
denuncia también esta política privatizadora de la Comunidad de Madrid:
“Este año se ha multiplicado por tres el concierto con clínicas
privadas, aumentando el presupuesto para estas empresas, mientras están
despidiendo médicos.
En el Severo Ochoa los interinos ya no tienen
contratos de un año, son de tres meses máximo. Nosotros hemos denunciado que la Consejería permite a las privadas que fagociten los datos de nuestros pacientes.
aumenta Es decir, se les da cita en el hospital y luego se les llama por
teléfono ofreciéndoles ser intervenidos en mucho menos tiempo y, si se
niegan, les siguen telefoneando e insistiendo un día y otro. Incluso
tenemos una carta de la Consejería de Sanidad advirtiendo a una señora
de que si su salud se deteriora es su responsabilidad por no aceptar la
cita en una clínica privada”.
Este facultativo explica que, además, no
se anulan las citas, “por tanto las listas de espera de la pública cuentan con personas que ya han sido atendidas en la privada.
Entonces los médicos esperamos a nuestros pacientes, pero éstos no aparecen. Esto se lleva a cabo desde el call center
de la Consejería, donde se capta a los pacientes para las privadas.
El
centro de citas telefónicas contrata a personas para que insistan a los
pacientes como hacen las compañías telefónicas que se dedican a dar la
‘tabarra’ a los usuarios y les ofrecen ventajas… Es una vergüenza”,
denuncia este médico del Severo Ochoa." (María José Esteso Poves, Diagonal, Rebelión,02/07/2013)
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