19.2.15

Presidir el desmembramiento de la zona euro ha de ser una de las peores pesadillas de Angela Merkel.

"(...) Y aquí es donde la economía vuelve a salir a escena. Examinemos la primera condición. Algunos observadores parecen haberse convencido de que cualesquiera efectos indirectos de la salida de Grecia serían soportables. 

Grecia es pequeña y, además, está en una situación extraordinariamente desesperada, por lo que es posible que otros miembros frágiles –España, Portugal e Italia– se libraran del contagio financiero y la viabilidad del euro no resultase afectada dramáticamente.

Pero las consecuencias son imprevisibles y los costos de cualquier efecto de dominó son potencialmente tan grandes, que a Alemania y los demás acreedores no les interesa precipitar la hipótesis de la salida de Grecia. Al contrario, presidir el desmembramiento de la zona del euro ha de ser una de las peores pesadillas de la Canciller de Alemania, Angela Merkel. 

La segunda condición, relativa a los efectos en la economía griega, resulta más dificil de ver con claridad. También a este respecto hay muchas hipótesis de desastre. La salida de Grecia requeriría controles de capitales y el aislamiento financiero, al menos durante un tiempo. La incertidumbre resultante sobre las políticas y los precios podría producir una sacudida muy negativa en la economía real y provocar niveles aún mayores de desempleo.

Pero hay ejemplos claros de resultados económicos positivos tras la ruptura de un vínculo monetario similar. Gran Bretaña abandonó el patrón oro muy pronto, en 1931, para poder relajar las condiciones monetarias y reducir los tipos de interés y le fue mejor que a los países que retrasaron su salida hasta más adelante. La Argentina abandonó su tipo de cambio fijo frente al dólar y experimentó una recuperación rápida después de dos trimestres malos.

En los dos casos, la recuperación de la soberanía monetaria permitió disponer de una divisa más competitiva, lo que, a su vez, aumentó la demanda de exportaciones y contribuyó a la recuperación económica. Con su salida, la mayor esperanza griega sería algo similar: un acusado impulso de la competitividad exterior.

 El Gobierno de Grecia tiene un margen limitado para el estímulo fiscal y quedaría excluido de los mercados financieros. Una divisa más barata podría, en principio, corregir los efectos de la austeridad. (...)"         (Dani Rodrik, Project Syndicate, Jaque al neoliberalismo, 17/02/2015)

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