"(...) miles de conversaciones filtradas y obtenidas por el medio de investigación estadounidense The Intercept
.
Dejan escaso lugar a dudas de que la operación judicial encabezada
por el entonces juez Sergio Moro -ahora ministro de justicia del
gobierno de Bolsonaro-, tenía objetivos políticos. El medio
estadounidense no solo destapa que los fiscales hablaban abiertamente de
la necesidad de impedir la vuelta al poder del PT, sino también da
pruebas de una conspiración entre el juez Moro y sus fiscales.
“Moro
pasó consejos estratégicos a sus fiscales”, afirman los periodistas de
The Intercept que aseguran que la información publicada ayer es solo el
inicio de una “explosiva investigación periodística” sobre la
poltización de los fiscales y jueces.
“En uno de los archivos de materiales filtrados mas
grades de los ultimos años de coversaciones, audios y videos (..) se
comprueba una enorme cantidad de irregularidades”, tuiteó en la
madrugada del lunes el fundador de The Intercept Glenn Greenwald” Moro
ha sido criticado repetidamente por los abogados de Lula de haber
violado el principio de separación entre el fiscal y juez en la que es
la base de la justicia brasileña.
En una de las conversaciones por
correo electrónico entre el juez y Dallagnol, el juez , ahora ministro
de Justicia, pregutna: “¿Qué te parecen estas afirmaciones locas del PT
¿Las desmentimos?”, usando la primera persona plural como si el juez y
el fiscal fueran integrantes del mismo equipo.
Asimismo se denuncia en la investigación de The
Intercept, el uso de material periodístico para justificar las
acusaciones contra Lula por parte del mismo fiscal Dallagnol que ha
utilizado el dinero recaudado en multas y embargos durante la
investigación para crear una fundación con posibles fines políticos.
Según explicó Moro en declaraciones hace dos semanas a la BBC el informe
de Dallagnol sobre el papel de Lula como “máximo comandante” de la red
de corrupción, fue clave para la decisión del juez de sentenciar al
expresidente a nueve años de cárcel luego (elevado después a 12 años).
Esta sentencia se realizó pese a la ausencia de pruebas de que Lula era
propietario de un apartamento en la playa de Sao Paulo que había sido
renovado por unas de las constructoras creadas en el escándalo de
sobornos. (...)
La información obtenida por The Intercept resulta muy comprometedora
para Moro y Dallagnol, las dos cabezas más visibles de la mega operación
judicial que ha utilizado métodos controvertidos para comprar
testimonio a los acusados y reducir penas para los testigos
colaboradores.
Queda bastante claro a partir del material filtrado que
los fiscales no contaban con información que vinculaba a Lula con el
escándalo de Petrobrás. Por eso se utilizó de forma irregular un
artículo publicado en el diario O Globo sobre el apartamento triplex en
la ciudad playera de Guaruja del que Lula supuestamente era propietario.
Dallagnol - feligrés de uno de las numerosas iglesias evangélicas
brasileñas que han incorporado la demonización del PT a sus convicciones
religiosas- reconoce en privado que carece de pruebas de que el triplex
estaba relacionado con la trama de Petrobrás y por tanto competencia de
la investigación lavacoches. El llamado fiscal evangelico reconce
también en otra conversación que no tiene pruebas de que Lula es el
propietario del inmueble , lo que ha sido la principal argumento de la
defensa de Lula." (Andy Robinson, La Vanguardia, 10/06/19)
"Un reportaje del diario Intercept Brasil,
del periodista inglés Glenn Greenwald, señala que el entonces juez
Sergio Moro, hoy ministro de Justicia del Gobierno de Jair Bolsonaro, y
el fiscal de la operación Lava Jato, Deltan
Dallagnol, intercambiaron mensajes de texto durante la investigación del
caso, algo prohibido por la Constitución y el Código Penal brasileño.
La Lava Jato, que ha desencadenado procesos judiciales en varios países
de América Latina, se caracterizó por reunir a un grupo fiscales del
Ministerio Público Federal y al juez Moro en una unidad única. Esta
aceleró las investigaciones y juicios que han condenado a un centenar de
personas, entre ellas el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, quien cumple una pena de prisión en Curitiba desde hace un año.
Lo que revela Intercept es que el hoy
ministro de Justicia orientaba las investigaciones del jefe de la Lava
Jato, Deltan Dallagnol, para facilitar las condenas. Intercept tuvo
acceso a mensajes intercambiados entre los integrantes de la
investigación. Estos fueron enviados por una fuente anónima hace algunas
semanas. Los archivos demuestran que Moro sugería fuentes, orden de las
operaciones y tomaba un papel indirecto para coordinar los procesos que
posteriormente juzgaría.
El reportaje, firmado por Greenwald y otros
dos periodistas, cuestiona la imparcialidad del hoy ministro cuando era
responsable del juicio en primera instancia de varios casos de
corrupción en Curitiba. Entre ellos, el del triplex de Lula en un
balneario de São Paulo, supuestamente comprado con dinero de sobornos a
la constructora OAS, que se benefició con contratos de Petrobras.
En las conversaciones privadas obtenidas
por Intercept, “Moro recomendó al fiscal que cambiara el orden de unas
etapas de la investigación, cobró agilidad en operaciones, dio consejos
estratégicos y pistas informales de investigación y anticipó al menos
una decisión, criticó y sugirió recursos al Ministerio Público y retó a
Dallagnol como si él fuera un superior jerárquico de los fiscales y de
la Policía Federal”.
“La Constitución estableció el sistema
acusatorio... en el cual las figuras del acusador y del juzgador no
pueden mezclarse. En ese modelo, el juez debe analizar de manera
imparcial los argumentos de acusación y defensa... Las conversaciones
entre Moro y Dallagnol demuestran que el actual ministro se entrometió
en el trabajo del Ministerio Público”, afirma Intercept.
El reportaje describe varios ejemplos de
esas conversaciones. Uno de ellos, es un mensaje del día 21 de febrero
de 2016 que habría sido enviado por Moro. “Hola, delante de los últimos
despliegues tal vez sea el caso invertir la orden de la dos etapas”,
escribió el juez. Los autores de la publicación interpretan el texto
como una probable mención a las etapas de la Lava Jato. (...)
El reportaje destaca una conversación entre
el juez y el fiscal sobre la decisión de romper el sigilo de las
grabaciones hechas con autorización judicial al expresidente Lula, que
vincularon a la entonces presidenta Rousseff justo cuando se creía que
Lula iba a ser nombrado ministro, en marzo de 2016. Esto fue visto como
un intento del Partido de los Trabajadores de darle inmunidad
parlamentaria al exmandatario durante la investigación judicial.
“La decisión de abrir [hacer públicos los mensajes
entre Lula y Dilma] se mantiene incluso con el nombramiento, confirma?”,
preguntó Dallagnol en un mensaje. A lo que Moro respondió: “Cuál es la
posición del MPF [Ministerio Público Federal]?”. La respuesta: “Abrir”.
El episodio fue duramente criticado en el mundo jurídico. Moro fue
amonestado por un ministro del Supremo por haber expuesto las
comunicaciones.
Triplex de Lula
Moro también mantuvo conversaciones privadas con
Dallagnol sobre el caso del apartamento del Guarujá. El reportaje afirma
que el fiscal no estaba seguro de la denuncia, especialmente después de
una polémica rueda de prensa de septiembre de 2016.
En ella, Dallagnol
presentó una presentación de Power Point con un gran esquema que ponía
el nombre de Lula al centro con varias flechas apuntándolo como el
“maestro de una gran orquesta concatenada para robar la hacienda
pública” y “el comandante máximo” de la trama de desvíos de Petrobras.
Esto fue tema del intercambio de mensajes con Moro.
“La denuncia está basada en muchas pruebas indirectas de autoría, pero
no cabe decir eso en la denuncia y en la comunicación evitamos ese
punto”, escribió el coordinador de la Lava Jato al juez. “No se
comprendió en la larga exposición sobre el mando del esquema que era
necesaria para imputar por corrupción al expresidente”, reclamó.
Intercept afirma que dos días después de ese intercambio de mensajes,
Moro respondió:
“Definitivamente, las críticas a la exposición son
desproporcionadas. Siga firme.”
Casi un año después de ese intercambio de mensaje, el
juez Moro consideró que el expresidente Lula cometió los crímenes de
corrupción pasiva y lavado de dinero al ser el beneficiario de 3,7
millones de reales en sobornos indirectos de la constructora OAS, que
reformó el triplex para ofrecérselo al político a cambio de contratos de
la petrolera estatal.
La acción criminal de un hacker
Los integrantes de la operación Lava Jato
respondieron pronto a la publicación de Intercept. En una nota, el
Ministerio Público Federal de Paraná ha informado de que sus miembros
fueron víctimas de un ataque informático.
“La acción vil del hacker
invadió teléfonos y aplicaciones de fiscales de la Lava Jato usados para
comunicaciones privadas y del interés del trabajo, y existiendo la
sustracción de identidad de algunos de sus integrantes. No se conoce aún
la extensión de la invasión, pero se sabe que fueron obtenidas copias
de mensajes y archivos intercambiados en charlas privadas y de trabajo”,
afirmó el MPF. (...)" (Regiane Oliveira, El País, 10/06/19)
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