"Una máxima en el cine, el teatro, la literatura e incluso en una causa judicial es que cualquier historia que se precie se sostiene sobre un buen relato. La cacería organizada contra el fiscal general de Estado, Álvaro García Ortiz, que ha inicio el novio de la presidenta de Madrid Isabel Díaz Ayuso, el empresario Alberto González Amador, y que el PP utiliza como arma arrojadiza contra el actual Gobierno, se basaba en que fue García Ortiz quien filtró los emails en los que su abogado admitía que la pareja de la presidenta había cometido dos delitos fiscales, y era él quien quería un acuerdo de conformidad. Pero toda buena historia tiene siempre un gran giro argumental, y el de esta ha sido protagonizado por los periodistas de La Ser, Eldiario.es y El Plural que han desmontado el relato del novio de la presidenta y del PP de un plumazo.
Un nombre ha sobresalido en ese desmoronamiento del relato, el del compañero de tribunales de la Cadena Ser Miguel Ángel Campos, quien no ha dudado en explicar que vio los correos electrónicos del novio de Ayuso a las 15:45 horas del 13 de marzo. Ese detalle es importantísimo, pues según la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil, García Ortiz no accedió a los famosos correos hasta poco antes de las diez de la noche de ese mismo día, seis horas después que Campos.
Un acceso a esos correos que también fue anterior en el caso de El Diario, cuyos redactores los tuvieron días antes que García Ortiz. Normal que este jueves las acusaciones hayan salido del Tribunal Supremo cabreadísimas, y hayan llegado a mentir a los periodistas que las cubrían sin despeinarse, pues su relato para cazar al fiscal general del Estado hace aguas por todos los sitios, y son plenamente conscientes de ese extremo.
Y ustedes, lectores, se preguntarán que porqué: pues muy sencillo, si la Ser y El Diario accedieron antes que el fiscal a los correos es absolutamente imposible que fuera él la persona que los filtró, con lo que la causa judicial se debería archivar. Pero es más, el propio jefe de Gabinete de la lideresa madrileña, Miguel Ángel Rodríguez dijo el miércoles en sede judicial que él estaba en posesión de uno de esos correos 48 horas antes de que el periódico El Mundo publicara el bulo que fue el comienzo de este despropósito.
Así pues, parece ser que los famosos emails los tenían varias personas y, oh sorpresa, ninguna era el fiscal general. Este jueves, uno de los letrados decía a la salida que nada bueno sale nunca de citar a periodistas a declarar. Toda la razón caballero. Y más cuando se trata de un caso que es una cacería sin parangón creada con un solo motivo, desestabilizar el Gobierno de Pedro Sánchez a través de los nombramientos que han realizado. Demócratas dicen que son, pero no son capaces de asumir que no mandan y hacen lo posible, y también lo imposible, por poner palos en las ruedas. Y si no, recuerden, lectores, que mantuvieron bloqueada la renovación del Consejo General del Poder Judicial más de cinco años. Una vergüenza.
Hoy en el Supremo se ha evidenciado más que nunca la necesidad de un prensa fuerte y libre que esté por encima de las presiones políticas. Los compañeros que han declarado han vuelto a desmontar otro bulo del PP haciendo lo que mejor saben hacer, periodismo del bueno. Y lo han hecho sin necesidad de revelar un solo dato que comprometa a sus fuentes de información. A los poderosos les molesta ese periodismo ejercido con libertad, pero como siempre, mal que les pese, ahí estarán la Cadena Ser, la Sexta, El Diario y El Plural entre otros para contar con toda fiabilidad lo que ellos no quieren que ustedes sepan: la verdad.
En cuanto al futuro judicial del Fiscal General del Estado, ahora deberá ser el magistrado instructor Ángel Hurtado el que decida qué hacer con una investigación que hace más aguas que el Titanic. Hurtado se encuentra ante su mayor encrucijada jurídica. ¿Qué hará? Habrá que esperar a ver su próximo movimiento."
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