"Más derechos, más libertad. Y luego, empleo, desarrollo, redistribución de la riqueza, defensa de las conquistas civiles y lucha contra las grandes tecnológicas. Son estos objetivos alcanzados en 2025 los que hacen de Pedro Sánchez la Persona del Año que aparece en la portada del nuevo número de l'Espresso. Dentro del periódico, una larga entrevista de Felice Florio al primer ministro español, con Carlo Cottarelli explicando el secreto del éxito económico de Madrid. Y mientras el director Emilio Carelli, en su editorial, subraya que los éxitos de España deben ser un modelo para toda Europa, Federica Bianchi relata la fronda soberanista que corre el riesgo de empujar a la Unión en la dirección opuesta. (...)"
(Editorial de L'Espresso, 11/12/25, traducción Quillbot)
"Pedro Sánchez, un líder capaz, un referente para otra política.
Cada diciembre, cuando elegimos a la Persona del Año, no pretendemos celebrar a quienes han tenido éxito o se han convertido en iconos, sino a quienes han logrado lanzar un mensaje claro, una señal. Este año la señal llega desde Madrid y lleva el nombre de Pedro Sánchez, primer ministro de España, a quien dedicamos la portada de este número.
La elección surge de un dato innegable: Mientras muchas economías europeas se tambalean, la española sigue avanzando. En 2023, el PIB creció un 2,7 por ciento, en 2024 un 3,5 por ciento, y 2025 – según las estimaciones ya casi definitivas de la Comisión Europea – cerrará con un +2,9 por ciento. Números que no se ven en ninguna otra gran economía de la Unión, especialmente si se comparan con el "cero coma" de Italia y Alemania.
Como nos recuerda Carlo Cottarelli en su intervención en estas páginas, la comparación con Italia es despiadada: Ambas economías crearon empleos, pero solo España logró transformar ese nuevo empleo en un crecimiento robusto, tanto que hoy la economía española representa por sí sola el 40 por ciento del aumento del PIB de toda la zona euro. Y con 22 millones de personas empleadas, alcanzó el récord histórico de todos los tiempos.
Sánchez, en la amplia entrevista de Felice Florio, sintetiza así su lectura: El éxito de España representa una desautorización total de las ideologías neoliberales predominantes en muchos gobiernos europeos y occidentales. Una afirmación clara, que explica no solo un desempeño económico, sino una visión política clara y determinada.
Nuestra decisión de nombrarlo "Persona del Año" se vio reforzada por dos indicadores adicionales. El Informe Censis, publicado hace unos días, sitúa a Sánchez en segundo lugar entre los líderes europeos que gozan de mayor confianza por parte de los italianos, con un sorprendente 44,9 por ciento, solo por detrás del Papa León XIV. Además, el plebiscito recibido en estos meses por nuestros lectores – que en el sitio web y en las redes sociales han manifestado un interés creciente por sus políticas y por el papel del gobierno progresista español en Europa – ha confirmado que la figura del primer ministro ibérico también habla a nuestro país.
Sánchez ha sido una voz clara contra las derivas musculares de la política global: ha rechazado los ultimátums de Donald Trump, que exigía un aumento del 5 por ciento en el gasto de la OTAN; ha emprendido una batalla por los derechos digitales, obligando a Meta a responder sobre las violaciones de privacidad; Fue uno de los primeros líderes en calificar de "genocidio" lo ocurrido en Gaza, rompiendo relaciones con el gobierno de Netanyahu y pidiendo a Europa que reconsiderara el acuerdo de cooperación con Tel Aviv.
Su gobierno ha defendido con coherencia los derechos civiles, en particular los de la comunidad Lgbtq+; ha apoyado la integración europea, pidiendo una mayor compartición de soberanía; ha ampliado los flujos migratorios regulares, abordando con pragmatismo el envejecimiento de la población; e ha invertido con decisión en la transición energética, lo que ha llevado a España a tener de las facturas más bajas del continente gracias a la fuerza combinada del sol y el viento.
Por todo esto, Pedro Sánchez no solo parece un líder capaz: Es un punto de referencia en una Europa perdida entre miedos y aplazamientos. Nuestra "Persona del Año" representa la idea de que otra política – más justa, más valiente, más europea – no solo es posible, sino que ya es una realidad."
(Editorial de L'Espresso, 11/12/25, traducción Quillbot)
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