5.11.24

A Carlos Mazón habrá que empezar a llamarlo Carlos Mandoúnico, ya que él mismo decidió ponerse al frente de la crisis desde el principio, por tanto es el primer culpable de este fiasco por mucho que trate de retorcer la ley para que la realidad no parezca lo que es... así que analicemos los graves errores cometidos por Carlos Mandoúnico: Aviso fallido a la población (a Carlos Mandoúnico no le gusta la “alerta roja”, quizá porque, como buen neoliberal, le huele a comunismo. A las ocho, cuando decretó la emergencia, era tarde. Miles de valencianos estaban ya atrapados)... Derechos laborales pisoteados (pudo haber mandado a los trabajadores de vuelta a sus hogares, con lo que se hubieran salvado muchas vidas. Pero no, eso hubiese sido tanto como aplicar el Derecho laboral, que para un mandatario del PP debe ser algo así como el ajo para un vampiro)... Órdenes irregulares (decidió restringir la movilidad durante 48 horas, una medida extraña, no solo porque ponía en evidencia los bandazos de su gestión, sino porque esa medida no se puede adoptar sin decretar antes el Estado de alarma)... Borrado de mensajes (decidió eliminar algún que otro tuit comprometedor)... Ayuda militar (A los tres días, y reclamando sólo 500 soldados, una cantidad irrisoria; El presidente Sánchez tuvo que decirle que pidiera más “recursos sin límites”, que el Estado se los daría)... Voluntarios go home (en algunos momentos de la crisis, quiso mandar de vuelta a sus casas a miles de voluntarios que solo querían ayudar con sus cubos y escobas. La vergüenza se consumó cuando trató de enviar autobuses al centro comercial Bonaire en lugar de a las poblaciones afectadas. Mientras tanto, se desestimaba la ayuda de los bomberos franceses y hasta de los asturianos. Una vez más, el lado liberal del político pudo al social)... Gestión de los muertos (no se permitiría a nadie ver a sus familiares muertos)... Arrogancia y prepotencia (Pero lo peor de todo, es que Carlos Mandoúnico se vio poseído por una extraña y ambiciosa fiebre que le llevó a creerse una especie de superhéroe capaz de acabar, él solito, con esta crisis descomunal... cuando retornó de su delirio de poder comprobó que lo que estaba cayendo sobre la pobre Valencia no eran cuatro gotas)... (José Antequera)

 "En apenas unas horas, Carlos Mazón (habrá que empezar a llamarlo Carlos Mandoúnico, ya que él mismo decidió ponerse al frente de la crisis desde el principio) ha pasado de darle el trato de “querido presidente” a Pedro Sánchez a echarle el muerto de la nefasta gestión de la riada en Valencia. Así, sin complejo ni vergüenza alguna a la hora de cambiar de discurso como de chaqueta. ¿Cómo puede ser que, hace solo dos días, el honorable president apelara a trabajar juntos para superar la mayor catástrofe natural de la historia, con todo respeto y educación, y hoy ya esté metido otra vez en la trinchera trumpista contra el sanchismo?

 Todo cambió el domingo tras el incidente de Paiporta, donde un grupo de ultras quisieron linchar al presidente del Gobierno tras arrojar barro sobre él, los reyes y el propio Mazón. Desde entonces, y previa llamada de Feijóo, que le ha corregido o enmendado la estrategia inicial, se ha mostrado mucho más beligerante contra Moncloa. De todos modos, los hechos le delatan. Él, como último responsable de Protección Civil, es el primer culpable de este fiasco por mucho que trate de retorcer la ley para que la realidad no parezca lo que es. Pero analicemos los graves errores cometidos por Carlos Mandoúnico.  

Aviso fallido a la población. El presidente popular tenía encima de la mesa, desde primera hora de la mañana del martes negro, la alerta de la AEMET que anunciaba el riesgo de lluvias torrenciales, técnicamente un “sistema convectivo de mesoescala”. Sin embargo, a mediodía restó importancia a la amenaza (sugiriendo que la dana se desplazaría “hacia la Serranía de Cuenca” y dando por seguro que a las seis de la tarde se levantaría la alerta). Se perdió un tiempo precioso para concienciar a la población de que no cogiera el coche esa tarde y se quedara en casa. A las ocho, cuando decretó la emergencia, era tarde. Miles de valencianos estaban ya atrapados en las calles, autopistas, garajes y centros comerciales convertidos en trampas acuáticas. Está claro que a Carlos Mandoúnico no le gusta la “alerta roja”, quizá porque, como buen neoliberal, le huele a comunismo.

 Derechos laborales pisoteados. La dana pilló a miles de valencianos en sus puestos de trabajo. El presidente de la Generalitat pudo haberlos mandado de vuelta a sus hogares, con lo que se hubieran salvado muchas vidas humanas. Pero no, eso hubiese sido tanto como aplicar el Derecho laboral, que para un mandatario del PP debe ser algo así como el ajo para un vampiro. El amo, o sea el patrón, hizo el resto: obligó a la plantilla a cumplir con el horario laboral en cada empresa y solo unos pocos optaron por desafiar las órdenes del jefe y largarse con su familia. Carlos Mandoúnico decidió hacer prevalecer la economía y el dinero sobre el valor de la seguridad y eso le perdió. Otro error garrafal.

 Órdenes irregulares. En un momento dado, cuando el cielo empezaba a descargar con fuerza, el dirigente popular decidió restringir la movilidad durante 48 horas, una medida extraña, no solo porque ponía en evidencia los bandazos de su gestión, sino porque esa medida no se puede adoptar sin decretar antes el Estado de alarma. Por descontado, ningún juez investigará al barón popular por esto.

 Borrado de mensajes. Otro instante complicado fue cuando Carlos Mandoúnico decidió eliminar algún que otro tuit comprometedor puesto a lo largo del día y en el que quedaba claro que había infravalorado la amenaza climatológica como un vulgar terraplanista de Vox. No obstante, hubo usuarios que capturaron el pantallazo antes de que lo mandara a la papelera, de modo que por ahí está pillado.

 Ayuda militar. A los tres días, ya avanzada la crisis, Carlos Mandoúnico empezó a solicitar oficialmente el envío del Ejército. Y no lo hizo reclamando todo el contingente posible, sino solo 500 soldados, una cantidad irrisoria con la que no había ni para empezar a atender los miles de frentes y rescates abiertos. El presidente Sánchez tuvo que decirle que pidiera más “recursos sin límites”, que el Estado se los daría. Pero el dirigente popular, convertido ya en un mal gobernador de la provincia, insistía una y otra vez en que la iniciativa de sacar las tropas de los cuarteles correspondía al Gobierno central. Esa coartada cayó por su propio peso ayer mismo, cuando el teniente general y jefe de la UME, Javier Marcos, salió al paso para aclarar que “la situación operativa 2 implica que la Comunidad Autónoma dirige la emergencia”, apuntando al presidente valenciano. “Yo puedo tener mil hombres en la puerta, pero si no me autorizan no entro”, alegó Marcos.

 Voluntarios go home. La gestión de la colaboración ciudadana por parte de la Generalitat ha sido nefasta, más si tenemos en cuenta que, en algunos momentos de la crisis, el president quiso mandar de vuelta a sus casas a miles de voluntarios que solo querían ayudar con sus cubos y escobas. Muchos de ellos pasaron mucho de la prohibición de Carlos Mandoúnico para poder seguir ayudando a sus paisanos, incluso saltándose los controles campo a través. La vergüenza se consumó cuando el capitán botarate trató de enviar varios autobuses al centro comercial Bonaire en lugar de a las poblaciones afectadas. “No hemos venido aquí a limpiar Zara”, dijo un chaval indignado con toda la razón del mundo. Mientras tanto, se desestimaba la ayuda de los bomberos franceses y hasta de los asturianos. Por si fuera poco, el diario francés Libération publicó un portadón para la historia sobre “los muertos evitables” de la dana. Una vez más, el lado liberal del político pudo al social.

 Gestión de los muertos. Para qué hablar de ese momento nefasto en el que Nuria Montes, consejera de Turismo y mano derecha del Napoleón pepero, compareció ante los medios para, en tono autoritario, advertir de que no se permitiría a nadie ver a sus familiares muertos. Y aunque luego pidió perdón, el trauma ya estaba causado. Por cierto, en esto de causar más dolor a personas vulnerables son expertos en el PP, véase la instrumentalización que hacen de las víctimas del terrorismo con su famoso que te vote Txapote. En cuanto a los desaparecidos, basta con decir que la Generalitat aún no ha hecho públicos los listados oficiales para entender que estamos en manos de un torpe, atolondrado o tardo en la gestión de crisis humanitarias.

 Mentiras sobre la AEMET. En algún momento, Mazón ha tratado de escurrir el bulto acusando a los meteorólogos de no haber sido precisos en sus mediciones. Falso también. La Agencia ha funcionado a la perfección con las alertas. Otra cosa es que el político haya sabido leerlas, interpretarlas y aplicar los protocolos adecuados cuando tocaba y con arreglo al sentido común. No está de más recordar que el programa político de sus socios negacionistas de Vox contempla cargarse la AEMET, que consideran un chiringuito socialista. Dios nos coja confesados.

Parálisis burocrática. El sábado, el espectáculo en el Consell fue lamentable. Los técnicos del Centro de Coordinación de Emergencias estuvieron parados durante horas, sin hacer nada, a la espera de que el señorito saliera de una supuesta reunión y diera las órdenes oportunas. Mientras tanto, los valencianos con el agua al cuello.

 Arrogancia y prepotencia. Pero lo peor de todo, el peor de los dislates, es que Carlos Mandoúnico se vio poseído por una extraña y ambiciosa fiebre que le llevó a creerse una especie de superhéroe capaz de acabar, él solito, con esta crisis descomunal. Por un momento, al ponerse ese ridículo chaleco rojo de Emergencias debió creese una especie de mariscal de campo o nuevo general Queipo de Llano y tiró p’alante, como diría Ayuso, sin contar con nadie. Vio cerca la condecoración, quizá el ascenso en el partido. Por desgracia para todos, cuando retornó de su delirio de poder comprobó que lo que estaba cayendo sobre la pobre Valencia no eran cuatro gotas."             ( , Diario16, 05/11/24)

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