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El tren del progreso vuelve a pasar por delante de nuestro país gracias a una electricidad cada vez más limpia y barata y la alta seguridad en las fuentes de abastecimiento energético (Carlos Martín Urriza)La OCDE recomienda trasladar a España parte de la industria intensiva europea... “es posible que la producción deba realizarse en lugares de la UE con menores costes energéticos”. La electricidad que genera España tiene un menor coste por la elevada penetración de las renovables, la red diversificada de proveedores de gas y el excedente de producción que no logra exportarse por su reducida interconexión con el resto del continente. Este conjunto de factores proporciona un escenario propicio para el desarrollo de actividades intensivas en consumo de energía, como son la siderurgia, la metalurgia, la producción de cemento y de vidrio, la química básica, el papel, la cerámica o el refino de petróleo... “Alemania debería permitir la migración de parte de su industria siderúrgica y química”. La alternativa, considera, es “subvencionar posiblemente a perpetuidad”. En su opinión, dicha migración permite escenarios mixtos en los que algunos nichos de producción podrían permanecer en Alemania, aunque el grueso de la actividad más intensiva en energía se trasladara (Cristina Dolz, El Confidencial) Cousas veredes... as cousas das renovables, as de Zapatero, pese ao 'impuesto al sol', o de Rajoy

Carlos Martín Urriza @carlosurriza

El tren del progreso vuelve a pasar por delante de nuestro país gracias a una electricidad cada vez más limpia y barata y la alta seguridad en las fuentes de abastecimiento energético

De elconfidencial.com

12:21 p. m. · 7 jul. 2025 669 Visualizaciones


 "La industria europea, la más intensiva en energía, se encuentra en una crisis de modelo.

 La guerra en Ucrania iniciada en 2022 y el fin del gas ruso barato dieron la puntilla a un problema de costes de producción y de competitividad que ya existía previamente. El cambio en el entorno que hacía viables a estas actividades en determinados países coincide con una hoja de ruta decidida para la descarbonización y hace surgir el planteamiento de que mantener ciertas industrias en su localización histórica no sea lo más eficiente.

Así lo señala la OCDE en su último estudio económico sobre la Unión Europea publicado esta semana: “Algunos países de la UE con altos precios de la energía desean mantener industrias con un uso intensivo, pero solo podrían ser competitivas en regiones con bajos precios, como el sur de España o el norte de Suecia”, advierte el organismo. Por lo que sugiere que “es posible que la producción deba realizarse en lugares de la UE con menores costes energéticos”.

La electricidad que genera España tiene un menor coste por la elevada penetración de las renovables, la red diversificada de proveedores de gas y el excedente de producción que no logra exportarse por su reducida interconexión con el resto del continente. Este conjunto de factores proporciona un escenario propicio para el desarrollo de actividades intensivas en consumo de energía, como son la siderurgia, la metalurgia, la producción de cemento y de vidrio, la química básica, el papel, la cerámica o el refino de petróleo.

La diferencia se aprecia en los precios de la electricidad y del gas para los consumidores industriales. En el segundo semestre de 2024, el último periodo disponible, la electricidad para uso no doméstico en España fue un 39,6% más barata que en Alemania, el motor industrial europeo, y el gas costó un 28,9% menos. La brecha en la electricidad es sostenida desde 2010, aunque aumentó a partir de 2023 y no solo por el cambio coyuntural del corte de suministro ruso, también existen factores estructurales.

Influye el cierre nuclear, que ha llevado a importar más electricidad de Francia para no elevar la quema de carbón, y que la generación con renovables es potencialmente inferior a la que pueden tener otros países de la UE. Este es, precisamente, uno de los puntos fuertes de España. Según ejemplifica un estudio del think tank Bruegel, un panel solar en España “puede generar el doble de electricidad que uno en Finlandia”, de la misma manera que un aerogenerador en Polonia produce más de una vez y media que uno en Italia.

Por lo tanto, “se necesitaría instalar y pagar considerablemente menos aerogeneradores y paneles solares si se ubicaran en las zonas más ventosas y soleadas, respectivamente” y se mejorara la integración de los mercados eléctricos comunitarios. Hasta que los lentos avances en el aumento de las interconexiones sean una realidad, la fórmula que sugiere la OCDE para evitar pérdida de tejido industrial en la unión y mantener la seguridad de suministro es la migración dentro de la UE, aunque las políticas no parecen orientadas a explorar estas vías.

El informe advierte de que el Clean Industrial Deal aprobado en junio por la Comisión Europea fomenta las ayudas de Estado y conlleva riesgos. “Las nuevas normas para sectores estratégicos podrían dar lugar a un marco de ayudas estatales menos estricto que no impediría a los países de la UE fiscalmente más fuertes proporcionar un apoyo excesivo”, señala la OCDE. Lo que llevaría, intuyen los autores, a utilizar el margen fiscal que les permiten sus umbrales de deuda y de déficit para tratar de mantener industrias intensivas a pesar de tener precios energéticos no competitivos.

La consolidación de un escenario de este tipo podría tener implicaciones sobre el mercado único traducidas en “costes para la economía de la UE en forma de menor productividad”, anticipa la OCDE. La razón es que las políticas industriales exclusivamente nacionales alrededor de las ayudas de estado “corren el riesgo de atar recursos en empresas no competitivas, perjudicando la competencia y obstaculizando el ajuste de la industria al cambio estructural”. Lo que llevaría a que el objetivo de descarbonización de la UE finalmente entre en conflicto con su objetivo de productividad. La OCDE no repara en la viabilidad social ni política que tendría esta sugerencia.

Según Bruegel, en el escenario actual “los países tienen fuertes incentivos para implementar políticas de empobrecimiento del vecino”. En esta línea afirma que subvencionar la electricidad para consumidores industriales domésticos con el fin de superar a las empresas ubicadas en otros Estados miembros “puede derivar en carreras de subsidios perjudiciales o cierres de fronteras, con consecuencias limitadas o incluso perjudiciales para la competitividad global de la industria de la UE”.

La industria pierde peso en la producción europea

El sector industrial en su conjunto ha perdido peso en la mayor parte de las economías de la UE en los últimos años. Si se compara con 2019, el mayor desplome lo presenta Irlanda, con un descenso de 4,9 puntos de participación sobre el VAB en 2024, coincidiendo con ser también uno de los países con la energía eléctrica más cara para consumidores no domésticos. Aunque Irlanda es un caso anómalo por la distorsión que introducen en la Contabilidad Nacional las multinacionales afincadas, el fenómeno se replica en otros países con elevado peso de la industria y precios eléctricos elevados.

Ejemplos de ello son Alemania, Eslovaquia, Polonia y Hungría. En España, la industria aguanta en torno al 14% del VAB y recuperó en 2024 su nivel de producción anterior a la pandemia, por lo que no se percibe todavía una ganancia clara de tamaño a pesar de su contexto de costes más competitivo, también en el ámbito laboral. Aunque sería necesario un análisis más centrado exclusivamente en las industrias electrointensivas.

La idea planteada por la OCDE tiene respaldo también en el mundo académico. Por ejemplo, Sander Tordoir, economista jefe del Centre For European Reform, sostuvo en la red social X que España es un destino “prometedor” para la migración de industrias europeas de alto consumo energético y sugirió que “Alemania debería permitir la migración de parte de su industria siderúrgica y química”. La alternativa, considera, es “subvencionar posiblemente a perpetuidad”.

En su opinión, dicha migración permite escenarios mixtos en los que algunos nichos de producción podrían permanecer en Alemania, aunque el grueso de la actividad más intensiva en energía se trasladara. Pone el ejemplo de la sueca SSAB, productora de acero para tanques, que con una “buena línea de negocio” ayuda a “mantener a flote una capacidad central de la siderurgia alemana”.

La industria europea, la más intensiva en energía, se encuentra en una crisis de modelo. La guerra en Ucrania iniciada en 2022 y el fin del gas ruso barato dieron la puntilla a un problema de costes de producción y de competitividad que ya existía previamente. El cambio en el entorno que hacía viables a estas actividades en determinados países coincide con una hoja de ruta decidida para la descarbonización y hace surgir el planteamiento de que mantener ciertas industrias en su localización histórica no sea lo más eficiente."    

(Cristina Dolz , El Confidencial, 06/07/25)

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