19.6.23

No era una batalla de dos mujeres. Pese a que las negociaciones se centraron en la incompatibilidad entre Yolanda Díaz e Irene Montero, la disputa ha tenido siempre un fundamento político... Podemos, incluso en su mejor versión, es un partido antipático y a contracorriente... Podemos, en su peor versión, ha sido el antimodelo de partido... La falta de estructuras abiertas de discusión ha marcado una reducción de liderazgos y de líneas argumentativas respecto al momento de eclosión del partido. Podemos ha sido responsable de esa cultura política paranoide, pero no ha sido el único responsable... El factor polarizador ha sido Pablo Iglesias... su “forma de hacer política sobre la que hay que pasar página” ha sido uno de los elementos clave en el argumentario de Sumar para rechazar a Irene Montero... Al contrario que Podemos, Sumar enseña a España un espejo favorecedor. Un modelo de integración en el que caben todos y que solo puede ir a mejor mediante una revisión al alza de las condiciones de vida... La campaña de Sumar, de este modo, tiene la virtud de, potencialmente, abrir un nuevo ciclo de ilusión y señalar un camino distinto al del bipartidismo... Sumar se quiere abrir paso con un mensaje de renovación y esperanza. A ese ímpetu le sobra lo que se detecta como rencor contra el sistema por parte de Podemos (Pablo Elorduy)

"1. No era una batalla de dos mujeres. Pese a que las negociaciones se centraron en la incompatibilidad entre Yolanda Díaz e Irene Montero, la disputa ha tenido siempre un fundamento político.

2. Esa disputa política es importante. Podemos, especialmente en los últimos años y después de las operaciones del poder contra su dirigencia (informe Pisa, caso Dina) enseña a España un espejo poco o nada favorecedor. Los morados muestran a un Estado implacable en la persecución de los que considera sus enemigos políticos que se lleva a cabo mediante la batalla judicial (lawfare), el hurto democrático del control de las instituciones (no renovación del Consejo General del Poder Judicial) o la descarada campaña de omisiones y manipulaciones en los principales medios de comunicación (Atresmedia, Mediaset, voladura de la independencia de RTVE). La revisión de la Ley del Sí es Sí emitida por el Tribunal Supremo en plena negociación del acuerdo de la izquierda es la penúltima prueba que faltaba de que un grave problema para Podemos ha sido tener razón en la denuncia de ese Estado castigador.

3. En el vértice de ese Estado intransigente, según Podemos, está la monarquía, no solo el Partido Popular o el poder financiero. El intento de lanzar un “proyecto republicano”, sin embargo, ha fracasado, no solo por la puesta a disposición de todos los medios necesarios para la destrucción de ese proyecto por parte de las “fuerzas vivas” del Estado, sino por la incapacidad de Podemos para organizar y desarrollar ese proyecto. También, por la impopularidad de su dictamen en casi todo el territorio, que sí está en sintonía con ERC y EH Bildu, otro motivo de distanciamiento con la izquierda que hoy representa Sumar.

4. Es muy probable que nadie quiera vivir en el país que presenta Podemos. No hay ganas ni ánimo para afrontar la realidad de una democracia corroída por la corrupción en su poder judicial, dominada por el poder financiero a través de una opinión pública viciada y con capacidad para trucar el juego, no mediante pucherazos, sino mediante una gota malaya de deslegitimación de las otras políticas posibles.

5. Podemos, incluso en su mejor versión, es un partido antipático y a contracorriente de las tendencias europeas, que insisten en la inevitabilidad de lo que es estable: los grandes consensos de los partidos de izquierda y derecha que conforman lo que Tariq Ali llamó el “extremo centro”. No hay sitio para una revisión integral de la democracia y sus zonas oscuras en la política del extremo centro.

6. Pero Podemos, en su peor versión, ha sido el antimodelo de partido. Pese a que sus bases y sus militantes más leales cierran filas, la estructura organizativa de Podemos nunca ha favorecido los disensos internos. El hecho de que dos de los cuatro secretarios de organización que ha tenido el partido hayan salido del mismo indica que la organización, entendida también como la forma de reunir a las diferentes sensibilidades y corrientes, así como a los territorios, ha sido el punto débil de la construcción del proyecto.

7. El partido morado arrastra esa debilidad organizativa desde sus inicios, especialmente desde el segundo Congreso de Vistalegre, en febrero de 2017. La falta de estructuras abiertas de discusión, más allá de los Consejos Ciudadanos, en los que desde ese momento solo ha habido representantes de la lista “oficialista”, ha marcado una reducción de liderazgos y de líneas argumentativas respecto al momento de eclosión del partido. (...)

9. Podemos ha sido responsable de esa cultura política paranoide pero no ha sido el único responsable. (...)

10. El factor polarizador ha sido Pablo Iglesias. Lo ha sido desde Vistalegre II y desde la consulta sobre su permanencia en el cargo de secretario general tras la compra de su residencia. Con sus excesos, Iglesias ha sido también el responsable de la mayor conquista política del espacio que representó en toda la historia de la segunda restauración borbónica: la entrada en el primer Gobierno de coalición de este siglo.

11. Pablo Iglesias como factor “tóxico” y como una “forma de hacer política sobre la que hay que pasar página” ha sido uno de los elementos clave en el argumentario de Sumar para rechazar a Irene Montero como integrante de las listas del proyecto de Yolanda Díaz. (...)

13. No hay mejor campaña que la que sale gratis. La campaña contra Podemos en redes sociales y medios de comunicación ha sido abrumadora. La dirección del partido perdió las riendas del relato y, en dos meses, se pasó de discutir modelos de primarias a un acuerdo a última hora que deja una herida de profundidad en el partido morado. (...)

14. Sumar tenía la oportunidad de cerrar capítulo de esa cultura política de la que no es responsable. No lo ha hecho. (...)

16. Al contrario que Podemos, Sumar enseña a España un espejo favorecedor. Un modelo de integración en el que caben todos y que solo puede ir a mejor mediante una revisión al alza de las condiciones de vida. Un país que puede ser más grande si mucha gente se pone de acuerdo, siguiendo un modelo aspiracional que es el combustible de la subjetividad del siglo XXI. La campaña de Sumar, de este modo, tiene la virtud de, potencialmente, abrir un nuevo ciclo de ilusión y señalar un camino distinto al del bipartidismo. Si PSOE y PP representan “lo mismo de siempre”, Sumar se quiere abrir paso con un mensaje de renovación y esperanza. A ese ímpetu le sobra lo que se detecta como rencor contra el sistema por parte de Podemos. (...)

22. El afuera, lo que queda de los movimientos sociales, la ciudadanía organizada y mucha de la desorganizada tiene mucho margen para volver a encontrar los cauces para transformar el estado de cosas, desde la certeza de que el ciclo de protagonismo de los partidos políticos y las organizaciones ha terminado mal (como el rosario de la aurora, para más señas) pero que todavía puede ir a peor y siempre puede ir a mejor. En su forma partido de referentes académicos e institucionales, Sumar no convoca a ese afuera, no espera un aluvión de personas que quieren participar, solo pide la confianza para diseñar el proceso hacia ese país posible y amable.

23. (De julio). Ese día habrá más elementos para juzgar si la apuesta de Sumar ha tenido sentido." (Pablo Elorduy, El Salto, 15/06/23)

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