16.6.15

La salida de Reino Unido y Grecia de la UE sería un punto de no retorno para un proyecto acostumbrado hasta ahora solo a crecer

"La erosión de la unidad europea no solo llega desde Reino Unido o Grecia, sino de las propias sociedades, cada vez más despegadas de la Europa de los derechos fundamentales

De entrada están Grexit y Brexit, dos operaciones de género y ritmo temporal distinto que pueden resultar en el encogimiento por primera vez en la historia de un proyecto acostumbrado solo a crecer. La Unión Europea necesita a Reino Unido y necesita a Grecia, a cada uno de los dos países por motivos distintos. 

Más al primero que al segundo, por razones que van desde el tamaño demográfico y económico, así como el papel financiero de la City de Londres, hasta el arma nuclear y la silla permanente en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Pero nadie en sus cabales, no solo en Bruselas sino también en Washington, permitiría la primera deserción del euro y una pérdida geopolítica del calibre de Grecia en favor de la Rusia de Putin.

Si Atenas abandonara la moneda europea y, como consecuencia, la UE, y Londres hiciera lo propio, no solo el club pasaría de 28 a 26, sino que sería una invitación a que más socios se dieran de baja. (...)

  Sería la prueba de que se ha gripado la fábrica de democracia, estabilidad, prosperidad y seguridad, a pesar de su buen funcionamiento desde mitad del siglo pasado. Con el castigo adicional de que pasaría una pesada factura en forma de dilatadas negociaciones de divorcio, que absorberían esfuerzos y energías solo para poner orden, no para ganar ni avanzar. Turquía nos ofrece una buena demostración de que el modelo europeo ha perdido fuerza y atractivo.  (...)

Ahora se ha querido trasladar ante el Parlamento Europeo el debate sobre la reinstauración de la pena de muerte, bajo la coartada del derecho a la libertad de expresión, mientras compite con la extrema derecha de Jobbik en muestras de rechazo a la inmigración y a la pluralidad cultural y religiosa.

 Veremos cómo evoluciona Polonia después de elegir como presidente este 24 de mayo a Andrzej Duda, del euroescéptico y ultracatólico partido Ley de Justicia, fundado por los hermanos Kaczinski.

El desmontaje no afecta solo a la UE, sino también a otra institución como es el Consejo de Europa, que vela por los derechos humanos con su tribunal de Estrasburgo, instancia suprema en todo lo que se refiere a derechos fundamentales.

 Cameron también quiere que le devuelvan esos poderes europeos y que los tribunales británicos no se vean obligados a someterse a la jurisdicción de la corte europea, algo que se observa con muy buenos ojos entre los socios habitualmente menos respetuosos con la Convención de Derechos Humanos, como son la citada Hungría y por supuesto países como Rusia o Azerbayán.

Esta es la erosión más visible que se ofrece a ojos de los europeos, pero no es la única. También trabajan en el desmontaje dos virulentas crisis bélicas, una en el confín oriental con Rusia y otra en el flanco meridional. (...)"             (   , El País 7 JUN 2015)

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