30.11.24

Van 222 muertos y continúa la evidencia de poblaciones enteras destrozadas por las consecuencias de una dana sin otro nombre que no sea el de “concentrado de irresponsabilidades e incompetencias”... hay que proponérselo para alcanzar el nivel de desprecio a la ciudadanía al que hemos llegado. Un presidente de la Generalitat valenciana que nos remite día tras día a hacernos una pregunta: de dónde salió este especimen de nuestra clase política... Nombrar a un general para que tome el mando del desaguisado no está ni bien ni mal, pero constata el reconocimiento de la falta de autoridad, de prestigio y hasta de sentido común de un presidente... El frente está en la línea de Paiporta no en la Valencia seca. Si necesita tiempo, está acabado; otra esperanza baldía que se enredará en la supervivencia política... Quien es culpable ha de tener la pericia de que la vergüenza se diluya en el tiempo. Sólo al final se entierran juntas (Gregorio Morán)

 "(...) Van 222 muertos y continúa la evidencia de poblaciones enteras destrozadas por las consecuencias de una dana sin otro nombre que no sea el de “concentrado de irresponsabilidades e incompetencias”. Ha pasado un mes y se mantiene la sensación, llena de pruebas, de que hay que proponérselo para alcanzar el nivel de desprecio a la ciudadanía al que hemos llegado. Un presidente de la Generalitat valenciana que nos remite día tras día a hacernos una pregunta: de dónde salió este especimen de nuestra clase política. Tendrían que hacérselo mirar, por si la fábrica de talentos meritorios está atascada de engrudo más que de barro y lodo. El poder autonómico, el local, podía tener sus limitaciones pero aseguraba gozar de una ventaja: su cercanía con la gente, por más que no siempre la usara para un bien que no fuera su patrimonio. 

Carlos Mazón desde el día primero de la catástrofe es una muestra incontestable de gallina sin cabeza. Si sus adversarios políticos en Madrid se preocupaban por garantizarse el dominio en RTVE, él hacía lo mismo buscando una influencer vistosa para su cadena autonómica. La cronología es implacable hasta el punto final. Nombrar a un general para que tome el mando del desaguisado no está ni bien ni mal, pero constata el reconocimiento de la falta de autoridad, de prestigio y hasta de sentido común de un presidente que está para eso, para las excepciones y no para repartir subvenciones y cortar cintas inaugurales.

Ya tenemos al general Gan Pampols al mando. Organizar un ejército de emergencias deslavazado exige visibilidad, presencia, y no hace falta leer a Clausewitz para saberlo, ni haber estado en Afganistán de retirada. Basta una biografía escolar de Julio César, Napoleón o Winston Churchill. El frente está en la línea de Paiporta no en la Valencia seca. Si necesita tiempo, está acabado; otra esperanza baldía que se enredará en la supervivencia política. Por si fuera poco, le llega la ayuda indeseada de Mazón garantizándole un sueldo a la altura de sus responsabilidades, como si hubiera contratado a un CEO de una empresa puntera. (...)"

(Gregorio Morán, Vox Populi, 30/11/24)

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