"(...) Respecto a la sociedad rusa sigue sin estar en pie de guerra. El conflicto no se nota en Moscú y Peterburgo, más allá de la dureza de la represión contra una oposición marginal en los raros casos en los que esta se manifiesta. En ese contexto, una mayor implicación militar occidental, así como las acciones y ataques ucranianos contra territorio ruso, como la razzia militar de “voluntarios rusos de extrema derecha” en la región fronteriza rusa de Bélgorod, no harán más que cimentar el apoyo de una sociedad en general muy poco apasionada hacia la guerra.
Los atentados ucranianos en Rusia contra personalidades civiles que apoyan la guerra ya son abiertamente reconocidos por sus autores. “Lo que ellos llaman terrorismo, nosotros lo llamamos liberación”, ha dicho el joven general responsable de esos atentados en el ministerio de defensa ucraniano, Kiril Budanov. “Eso no empezó porque yo me volviera loco y empezara a matar gente en Moscú, sino porque ellos invadieron nuestro país desde 2014. No me voy a extender sobre esto, pero mataremos rusos y seguiremos matando rusos en cualquier lugar del mundo, hasta la completa victoria de Ucrania”. En esa serie han caído en atentados decenas de “colaboracionistas” en las regiones ocupadas por los rusos, el escritor Zajar Prilepin, el 6 de mayo en Nizhni Nóvgorod, que sobrevivió al atentado con bomba en su coche, que costó la vida a su guardaespaldas y chófer; el bloguero ultra Vladlen Tatarski, muerto por bomba el 2 de abril en un café de San Peterburgo durante una charla en la que decenas de asistentes resultaron heridos, y la joven periodista Daria Dúgina, hija de un filósofo de derechas el pasado agosto, por una bomba colocada en su coche. “Estos casos han ocurrido y continuarán, esa gente recibirá su bien merecido castigo que solo puede ser su eliminación que yo llevaré a cabo”, proclama Budanov, un ruso de Odesa de 37 años de edad.
El año pasado la posición, declarada, de Estados Unidos era disuadir a los ucranianos de ataques a territorio ruso, mientras que los ucranianos no reconocían la paternidad de sus acciones. Este año, las cosas han cambiado, Budanov lo dice bien claro, y hasta el timorato ministro de defensa alemán, Boris Pistorius, califica de “completamente normales” las operaciones ucranianas en territorio ruso.
“Sabemos muy bien que las decisiones sobre estos atentados terroristas no se toman en Kíev, sino en Washington”, ha dicho el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov.
Estos hechos, así como los diversos sabotajes contra líneas férreas y demás cometidos en Rusia, se volverán contra Ucrania y Occidente, porque van a ir estrechando el consenso social interno ruso hacia una guerra que hoy sigue sin provocar entusiasmo, y eventualmente hacia una plena movilización con cierre de filas, caso de que la OTAN intervenga directamente. Al mismo tiempo, estos atentados son un anuncio de lo que le espera a Rusia en las regiones que ocupa de Ucrania,en caso de “victoria” militar con congelación del conflicto. (...)" (Rafael Poch de Feliu , blog, 25/05/23)
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