18.5.23

Si los mega-ricos pagaran un impuesto climático de aproximadamente el 2% de su patrimonio, se recaudarían unos 300.000 millones en todo el mundo contra el cambio climático. La medida cuenta con el respaldo de la ciencia y es uno de los aspectos que España quiere estudiar durante su próxima presidencia de la UE... La desigualdad económica es medioambientalmente muy costosa... quienes acumulan más riqueza son también los principales emisores de gases de efecto invernadero. Existe un eufemismo aceptado para esta situación: consumo personal excesivo. Y es esencial abordarlo. El 10% es responsable del 50% de las emisiones... 1% global superrico consume tanta energía como la que se necesitaría para proporcionar una vida decente a 1.700 millones de personas

 "El cambio climático es un problema global. Sin embargo, su origen no lo es tanto porque no todos contribuimos por igual: los países que más sufren los impactos del cambio climático son precisamente los menos responsables.

El problema no es sólo que estos países -y también los sectores más pobres dentro de los países ricos- no puedan hacer frente a estos impactos. Mientras 195 naciones de todo el mundo han firmado el Acuerdo de París, y mientras Naciones Unidas, el IPCC y la Unión Europea hablan de emergencia climática, no podemos ignorar que quienes acumulan más riqueza son también los principales emisores de gases de efecto invernadero.

Existe un eufemismo aceptado para esta situación: consumo personal excesivo. Y es esencial abordarlo.
El 10% es responsable del 50% de las emisiones

Las cifras hablan por sí solas. Un estudio de 2021 reveló que los ricos dejan una huella de carbono desproporcionadamente grande, y que la proporción de emisiones globales de las que son responsables va en aumento.

En 2010, el 10% de los hogares más ricos emitía el 34% del dióxido de carbono mundial, mientras que el 50% de la población más pobre del mundo sólo era responsable del 15%. En 2015 la situación empeoró: el 10% más rico era responsable del 49% de las emisiones, mientras que la mitad más pobre de la población mundial producía el 7%. Parece claro que reducir la huella de carbono de los más ricos podría ser la forma más rápida de llegar a cero neto, es decir, reducir las emisiones de gases de efecto invernadero lo más cerca posible de cero.

El problema es que atajar el elevado consumo no es una de las prioridades de los gobiernos ni de los principales responsables políticos. Son malas noticias para el planeta y para nuestras esperanzas de llegar algún día a cero emisiones. Por eso Greenpeace y Oxfam pusieron el tema de los coches de los superricos en el debate público electoral de 2022 en Francia.

Aunque los hogares más ricos son más eficientes desde el punto de vista energético, también son más grandes y tienen más espacio que calentar y enfriar. Además, los que tienen más recursos financieros poseen y utilizan más bienes y accesorios de lujo que consumen mucha energía. Para los consumidores más ricos es mucho más fácil absorber cualquier aumento de los costes sin cambiar su comportamiento.

 Otro ejemplo: en la mayoría de los países, antes de la pandemia de Covid-19, la mitad de las emisiones de la aviación de pasajeros estaban relacionadas con el 1% de las personas que volaban más a menudo.

La desatención política de estos grandes consumidores de recursos es una "oportunidad perdida" para abordar la desigualdad y las oportunidades de reducción del carbono.
La desigualdad es muy costosa desde el punto de vista medioambiental

No es sólo una cuestión de ética. La desigualdad económica es medioambientalmente muy costosa. Joel Millward-Hopkins ha calculado que, en términos energéticos, supone el doble del consumo de una sociedad igualitaria.

El colapso ecológico y la desigualdad económica se encuentran entre los mayores retos contemporáneos, y ambas cuestiones están completamente entrelazadas y lo han estado a lo largo de la historia de las civilizaciones. Sin embargo, la economía mundial sigue avanzando hacia la crisis ecológica, y los costes energéticos de la desigualdad son mucho más significativos que los del tamaño de la población. Incluso los niveles más moderados de desigualdad que los ciudadanos consideran aceptables aumentan en un 40% la energía necesaria para proporcionar una vida universalmente decente.

Con ese grado de desigualdad socialmente tolerado, un 1% global superrico consume tanta energía como la que se necesitaría para proporcionar una vida decente a 1.700 millones de personas. Mitigar rápidamente el cambio climático exige profundos cambios sociales que reduzcan las desigualdades económicas.

Impuesto climático para los mega-ricos

Los esfuerzos para reducir las emisiones de carbono suelen centrarse en los más pobres del mundo, abordando cuestiones como la seguridad alimentaria y energética, y el aumento del potencial de emisiones derivado del crecimiento previsto de la población, los ingresos y el consumo.

Sin embargo, se necesitan más políticas dirigidas a los que se encuentran en el extremo opuesto de la escala social: los superricos.

Los países avanzan en esta dirección, pero dada la espinosidad de dirigirse a las clases influyentes, los progresos son muy lentos. El Ministerio de Transición Ecológica español propone a Bruselas que las personas con un patrimonio superior a 100 millones de euros paguen un "impuesto climático" que permitiría al país afrontar mejor el cambio climático.

Si los mega-ricos pagaran un impuesto climático de aproximadamente el 2% de su patrimonio, se recaudarían unos 300.000 millones en todo el mundo contra el cambio climático. La medida cuenta con el respaldo de la ciencia y es uno de los aspectos que España quiere estudiar durante su próxima presidencia de la UE.

Por su parte, el Laboratorio Mundial de la Desigualdad no se contenta con apelar a nuestro sentido de la ética. Basándose en el conocimiento científico, pretende abordar el reto más grave al que se ha enfrentado la humanidad: el cambio climático y el modelo socioeconómico que lo ha generado."
                 

(Fernando Valladares es profesor del Departamento de Biogeografía y Cambio Global del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC). Brave New europe, 15/05/23; traducción DEEPL)

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