8.7.24

"Sorpresa absoluta en la segunda vuelta de las elecciones legislativas en Francia... El pueblo ha evitado lo peor... Hoy es un día de fiesta para quienes luchan por construir un mundo mejor: el fascismo ha sufrido una durísima derrota en Francia... Lo ocurrido este domingo, unido a la catastrófica derrota del Partido Conservador en el Reino Unido, podría ser un hito que marque el fin de la oleada neofascista o ultraderechista en Europa y, probablemente, también en Latinoamérica... "Teníamos mucho miedo de lo que podía pasar, pero el combate no ha terminado, solo ha empezado porque la extrema derecha crece por toda Francia, sobre todo en las zonas rurales"... Cuando se anunciaron las proyecciones de escaños, un seguidor de Le Pen gritó: "¿Qué es esto? ¿Es una broma?... La elección francesa demuestra también otra verdad reiterada hasta el cansancio en los últimos tiempos pero no siempre reconocida por la dirigencia progresista: no existe la ancha avenida del centro. Es una desafortunada ilusión, madre de tantas derrotas. Se gana con un programa claro y explícito de izquierdas, como en México, en el Reino Unido y ahora en Francia... y todo esto en un contexto en donde un presidente por momentos desquiciado hablaba, y habla todavía, con suprema irresponsabilidad de atacar a Rusia y declararle la guerra

 "Sorpresa absoluta en la segunda vuelta de las elecciones legislativas en Francia. La extrema derecha de Le Pen (Agrupación Nacional, RN) no solo no logra la mayoría absoluta, sino que sería la coalición de izquierdas (Nuevo Frente Popular) quien se alzaría con el primer puesto. (...)"                (Público, 07/07/24)


"La unión de la izquierda gana las elecciones en Francia y frena a la extrema derecha.

(...) la Asamblea Nacional queda sin mayorías claras (la mayoría absoluta es de 289 diputados), por lo que la gobernabilidad de Francia entra en una fase incierta. (...)

“Estoy muy contenta. Teníamos mucho miedo de lo que podía pasar, pero el combate no ha terminado, solo ha empezado porque la extrema derecha crece por toda Francia, sobre todo en las zonas rurales, donde hay que prestar atención”, advertía Julie, una joven parisina que trabaja para una ONG, a su llegada a la plaza. 

“Es un gran momento para mí, para París, para Francia y para Europa. A toda Europa le afecta lo que pasa en Francia. Estoy contenta, pero esto es París, solo un pedacito de Francia”, comenta Yvonne, actriz jubilada de 68 años. “Atención a lo que va a pasar en los próximos años aquí y en Europa”. "         (Javier Biozca, eldiario.es, 07/07/24)

 

 "Hoy es un día de fiesta para quienes luchan por construir un mundo mejor: el fascismo ha sufrido una durísima derrota en Francia, cuando todos los opinólogos auguraban su casi inexorable victoria en las elecciones celebradas este domingo en el país galo. 

En un giro tan notable como imprevisto el Nuevo Frente Popular, que ya la semana pasada había hecho una magnífica elección pero llegando en segundo lugar detrás de la ultraderecha, pasó decididamente al frente y obtuvo la primera mayoría en la Asamblea Nacional. No logró la mayoría absoluta, pero la tradición de la Quinta República francesa, fundada en 1958, establece que a quien obtiene la primera minoría le corresponde la designación del Primer Ministro.

Ahora bien: dado que el régimen político de Francia es una combinación entre un presidencialismo atenuado y un parlamentarismo igualmente acotado el presidente Emmanuel Macron podría, extendiendo sus atribuciones más allá de lo tradicional, hacer caso omiso del veredicto de las urnas y designar a un PM de su gusto, claro que con el riesgo de crear una crisis política de proporciones a escasas tres semanas de la inauguración de los Juegos Olímpicos de París. Es que tras su apariencia mesurada y serena Macron resultó ser un apostador empedernido. Lo hizo cuando en las elecciones al Parlamento Europeo la ultraderecha de Marine Le Pen se alzó con el 32 % de los votos y Macron optó por una medida radical: disolver la Asamblea Nacional y convocar a su renovación. Su cálculo era que ante una nueva compulsa electoral lograría recomponer su base social y derrotar tanto al neofascismo de Le Pen y sus seguidores como a la acrecentada gravitación de la izquierda. Subestimó sin dudas la impopularidad de sus medidas económicas más importantes, entre ellas el aumento de la edad legal requerida para jubilarse de 62 a 64 años, el incremento en el precio de los combustibles y otras políticas que afectaron negativamente las condiciones de vida de amplias capas de la población. Todo esto en un contexto en donde un presidente por momentos desquiciado hablaba, y habla todavía, con suprema irresponsabilidad de atacar a Rusia y declararle la guerra. No extrañaría, pues, que quisiera hacer otra jugada de ese tipo desconociendo la nueva correlación de fuerzas de la Asamblea Nacional y designar como PM a alguien de cualquier otra fuerza política. Poco probable, dado el escándalo que desataría, pero no habría que descartarlo.

Lo ocurrido este domingo, unido a la catastrófica derrota del Partido Conservador en el Reino Unido, podría ser un hito que marque el fin de la oleada neofascista o ultraderechista en Europa y, probablemente, también en Latinoamérica. Lo ocurrido el jueves pasado en las islas británicas y este domingo en Francia son pésimas noticias para los fascistas de esta parte del mundo, comenzando por la Argentina cuyo esperpéntico presidente no ha hecho otra cosa que hundir en la miseria a la enorme mayoría de la población, derrumbar todos los indicadores de actividad económica, pelearse con medio mundo y desairar al resto, mientras se arrastra por las cloacas de la política mundial para mostrar su indigna sumisión ante los dictados de Washington y Tel Aviv. En un par de días el contexto de la política internacional ha cambiado significativamente y el pendenciero bufón del imperio comienza a sentir el lóbrego frío de la soledad.

Sería arriesgado suponer que la notable reacción francesa se reproduciría también en estos lares. Pero es un antecedente de peso que no puede ser soslayado porque demuestra que si se rompe el blindaje reaccionario erigido por los medios de comunicación hegemónicos y la voz de alerta llega a amplios segmentos de una población en muchos casos muy despolitizada se pueden obtener resultados muy alentadores. Ilustra lo anterior el impacto de la llamada hecha por Kylian Mbappé, ídolo deportivo y capitán de la selección francesa de fútbol, cuando declaró que “No podemos dejar el país en las manos de esa gente” (refiriéndose a los neofascistas). Allí donde los políticos tropezaron con muchos obstáculos para hacer llegar un mensaje claro sobre la necesidad de detener la ofensiva derechista lo logró con holgura una gran figura deportiva, y los resultados están a la vista.

Para concluir: la elección francesa demuestra también otra verdad reiterada hasta el cansancio en los últimos tiempos pero no siempre reconocida por la dirigencia del campo progresista: no existe la ancha avenida del centro. Es una desafortunada ilusión, madre de tantas derrotas. Se gana con un programa claro y explícito de izquierdas, como en México, en el Reino Unido y ahora en Francia, o triunfan los sórdidos emisarios del pasado, de la reacción, de la dictadura, como los Milei, los Bolsonaro y tantos otros. El progresismo y el campo nacional-popular están ante un dilema existencial: o se radicalizan por izquierda o su gravitación electoral irá languideciendo como el PRI en México y, si bien de un modo un tanto más moderado, el Partido del Congreso en la India."                ( Atilio A. Boron , Rebelión, 08/07/24)

"(...) La alianza de izquierdas en Francia ha ganado el mayor número de escaños en el Parlamento en unas elecciones dramáticas, asestando un golpe sorpresa al partido de extrema derecha de Marine Le Pen.

En la primera vuelta de las elecciones, hace una semana, el Reagrupamiento Nacional de Le Pen quedó en cabeza y aspiraba a conseguir el domingo el mayor número de escaños en el Parlamento francés por primera vez en la historia del partido. Pero el voto táctico y la colaboración entre los adversarios de Le Pen para mantener a su partido fuera del poder dieron sus frutos, según mostraron los resultados finales.

Las elecciones, sin embargo, parecen abocar al país a un periodo de agitación política, ya que ningún grupo ha estado cerca de obtener suficientes escaños para lograr la mayoría parlamentaria. 

El presidente Emmanuel Macron apostó por unas elecciones anticipadas tras una sorprendente derrota en las elecciones al Parlamento Europeo del mes pasado, prometiendo "una clarificación" que esperaba devolviera a la extrema derecha a su casilla. En lugar de ello, perdió escaños y sumió a Francia en una mayor incertidumbre.

Aun así, el ambiente en el bando presidencial era optimista el domingo por la noche, y el propio Macron se mostró desafiante. En una reunión de sus aliados políticos, el presidente francés galvanizó a sus tropas: "Nuestras ideas siguen vivas y no hemos perdido votantes", afirmó, según un participante que habló con Paris Playbook.

En los minutos posteriores al anuncio de las previsiones iniciales de escaños, el líder de extrema izquierda Jean-Luc Mélenchon subió al escenario ante sus jubilosos seguidores. "Hemos conseguido un resultado que todo el mundo consideraba imposible en un maravilloso salto de espíritu cívico... El pueblo ha evitado lo peor", declaró.

Tras la primera vuelta electoral del 30 de junio, el partido de Le Pen iba camino de obtener el mejor resultado electoral de su historia y la mayoría parlamentaria.
Macron y Mélenchon trabajaron para frenar a Le Pen

Pero las frenéticas maniobras políticas de los días siguientes vieron al equipo de Macron y a los líderes de los partidos de izquierda reunir sus fuerzas en un esfuerzo nacional para frustrar a la extrema derecha. Cientos de candidatos de la izquierda y el centro de la política francesa se retiraron de la contienda para evitar dividir el voto anti-Le Pen.

Su objetivo inicial era impedir que el partido de Le Pen obtuviera una mayoría absoluta, algo que parecía probable hace una semana. En lugar de ello, sus esfuerzos cedieron la iniciativa al otro lado de la política francesa, la izquierda.

La atención se centrará en quién podría convertirse en el próximo primer ministro de Francia. La convención dicta que Macron invitará a un político de la mayor agrupación a asumir el cargo. La oficina del presidente dijo que reflexionaría sobre los resultados antes de tomar "las decisiones necesarias."

Attal, la elección de Macron como actual primer ministro francés, dijo el domingo que ofrecería su dimisión, pero abrió la puerta a encabezar un gobierno provisional durante los Juegos Olímpicos de París, que comienzan el 26 de julio. "Ejerceré mis funciones mientras el deber lo exija, no puede ser de otro modo en vísperas de acontecimientos tan importantes", declaró Attal en París.

En el mitin en el noreste de París, Mélenchon exigió a Macron que nombre a un primer ministro de su coalición de izquierdas, conocida como Nuevo Frente Popular. "El presidente tiene el poder y el deber de llamar al Nuevo Frente Popular a gobernar. Está preparado", dijo Mélenchon, que lidera el partido radical France Unbowed.

Mientras sus extasiados seguidores coreaban "¡Hemos ganado!", Mélenchon dijo que el Nuevo Frente Popular trataría de poner en práctica su manifiesto, incluyendo la revocación de las controvertidas reformas de las pensiones de Macron y la introducción de grandes aumentos en el salario mínimo.

Por el contrario, el ambiente en el acto electoral de la Concentración Nacional en el este de la ciudad era sombrío. Los simpatizantes de Le Pen abuchearon a Mélenchon cuando se emitió su discurso en las pantallas de televisión. Cuando se anunciaron las proyecciones de escaños, uno gritó: "¿Qué es esto? ¿Es una broma?" (...)"           (
Clea Caulcutt , POLITICO, 07/07/24, traducción DEEPL)

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