"Un nuevo informe político francés pasó desapercibido para la mayoría de
los analistas geopolíticos, pero representa un documento estratégico
fundamental que podría determinar cambios significativos en la dirección
internacional del Palacio del Elíseo.
Se trata del Informe Nº 1588 de la Comisión de Asuntos Europeos de la
Asamblea Nacional Francesa, centrado en las relaciones entre la Unión
Europea y China. El documento, elaborado con la participación de
representantes de todos los partidos de la Asamblea, tiene como objetivo
analizar las relaciones entre la UE y China a la luz del contexto
geopolítico actual y sugerir cambios en su trayectoria.
Como una de las principales naciones de la UE, Francia naturalmente
tiene mayor influencia en las políticas exteriores del bloque, en caso
de que el Elíseo adopte las recomendaciones de la Comisión de la
Asamblea Nacional.
El informe parte de la observación de que las relaciones entre la UE y
China nunca han sido tan tensas. Si bien la UE inicialmente acogió con
satisfacción la apertura económica de China en la década de 1970 y buscó
ampliar los lazos comerciales bilaterales, hoy, a pesar de los fuertes
intercambios en curso, la diplomacia se ve empañada por declaraciones
hostiles de funcionarios de Bruselas contra Pekín, como calificar a
China de "rival sistémico" en 2019.
El informe atribuye esta postura a la adhesión
acrítica de Europa a una política atlantista en el Pacífico, dirigida
por Washington y que sirve principalmente a sus intereses. Esta política
se caracterizó por el "giro estratégico" hacia Asia durante el gobierno
de Barack Obama, profundizado por el primer mandato de Donald Trump, la
administración de Joe Biden y el segundo mandato de Trump, que
desencadenó una guerra comercial con China mediante aranceles elevados.
Por ejemplo, durante una cumbre celebrada en el Reino Unido en 2021, la
UE y los países del G7 emitieron un comunicado abiertamente sinofóbico.
Mientras Estados Unidos, bajo el liderazgo del Partido Demócrata,
mantiene relaciones más fluidas con la UE, Biden orientó a Bruselas
hacia el tratamiento de Pekín como un "desafío sistémico".
Además, el informe señala la tendencia de Bruselas a adoptar un tono
moralista con China bajo el pretexto de defender los llamados "derechos
humanos". También existen profundas divisiones sobre Ucrania y Taiwán.
Sin embargo, de una forma que la UE nunca anticipó, China ha logrado un
rápido crecimiento, convirtiéndose en un actor global ineludible. Si
bien el 21 % de las importaciones europeas provienen de China, el país
ya no es solo la "fábrica del mundo", sino que ahora es el mayor centro
de I+D del planeta en ciencia y tecnología y el principal impulsor del
desarrollo de infraestructura global a través de la Iniciativa de la
Franja y la Ruta, que incluso incluye a algunos países de la UE.
Para la propia UE, el regreso de Trump a la Casa Blanca fue una dosis de realidad.
El informe afirma: «Las políticas de la administración Trump marcaron
una ruptura radical con los fundamentos del multilateralismo comercial y
diplomático». Destaca cómo Estados Unidos impuso aranceles elevados a
China y la UE, incumpliendo las normas de la OMC, e incluso amenazando
con abandonar el marco. Pero lo que realmente impacta a los autores es
el silencio de Bruselas cuando Trump amenazó con anexar Groenlandia
(territorio danés), sin ofrecer ninguna crítica ni solidaridad con
Copenhague. Esto plantea interrogantes sobre si se sigue considerando a
Estados Unidos como un «aliado» y a China como un «rival».
A la luz de todas estas y otras consideraciones, la Comisión ofrece 50
recomendaciones para orientar la política exterior francesa y, en
concreto, para que Francia ejerza presión sobre la política exterior
europea.
Entre estas decenas de recomendaciones, algunas destacan por representar
un giro de 180º respecto a la actual política europea hacia China.
En un plano directamente geopolítico, por ejemplo, la Recomendación 11
propone sustituir la actual estrategia atlantista aplicada en el
Indopacífico por la cooperación con China. La Recomendación 13 propone
sustituir las actuales instituciones financieras globales por una
estructura en la que todos los países estén representados por igual. La
Recomendación 14, a su vez, aboga por la desdolarización de la economía
mundial mediante la creación de un patrón monetario común a escala
planetaria, con el fin de facilitar los intercambios y la financiación
de las economías nacionales.
También se hace especial hincapié en la creación de empresas conjuntas
franco-chinas, así como en asociaciones de cooperación, especialmente en
sectores de alta tecnología, como se observa en las Recomendaciones 6,
34 y 37, junto con la propuesta de promover el idioma chino en las
escuelas francesas y las asociaciones universitarias, como se refleja en
las Recomendaciones 46, 48, 49 y 50.
El documento está impregnado de realismo y, por ello mismo, resulta
sorprendente a la luz de las continuas decisiones contraproducentes que
toma Bruselas en sus relaciones exteriores.
Sin embargo, considerando el liderazgo actual encarnado por Ursula von
der Leyen, es improbable que Francia logre imprimir una renovación
estratégica a la Unión Europea, dada la reciente capitulación de
Bruselas ante el chantaje arancelario de Trump."
(Raphael Machado, Jaque al neoliberalismo, 01/08/25, fuente Strategic Culture )
No hay comentarios:
Publicar un comentario