"La crisis de la socialdemocracia europea ha quedado confirmada. Tras los
fracasos del Pasok en Grecia, del PvdA en Países Bajos, del PSOE en
España, del SPÖ en Austria, del SPD en Alemania y del PS en Francia, el
PD italiano acaba de obtener el peor resultado de su historia.
La única
excepción a este desastroso panorama se encuentra en Gran Bretaña, donde
el Partido Laborista, bajo la dirección de Jeremy Corbyn, se encuentra
en pleno auge. (...)
¿Cómo ha conseguido Corbyn esta hazaña, teniendo en cuenta que fue elegido líder del partido ante el asombro general en 2015?
(...) Este se debe a dos factores principales.
En primer lugar, un manifiesto radical, en sintonía con el rechazo a
la austeridad y a las políticas neoliberales por parte de importantes
sectores de la sociedad británica. A continuación, la magnífica
movilización organizada por Momentum, movimiento creado en 2015 para
apoyar la candidatura de Corbyn.
Inspirado por los métodos de Bernie Sanders en Estados Unidos y por
las nuevas formaciones radicales europeas, Momentum ha aprovechado los
numerosos recursos tecnológicos para establecer vastas redes de
comunicación que han permitido a militantes y numerosos voluntarios
informarse acerca de las circunscripciones en que era necesario dar un
empujón o que debían recorrerse puerta a puerta. Esta movilización
inesperada es la que ha provocado que todos los pronósticos fallaran.
Pero si todo esto ha sido posible, ha sido gracias al entusiasmo que
suscitaba el contenido del programa. Titulado “For the many, not the
few” (Para la mayoría, no para unos pocos), retomaba un eslogan que ya
había sido utilizado por el partido, pero otorgándole un nuevo
significado para así establecer una frontera política entre un
“nosotros” y un “ellos”. Se trataba pues de 'repolitizar' el debate y
ofrecer una alternativa al neoliberalismo instaurado por Margaret
Tatcher y continuado por Tony Blair.
Las medidas estrella del programa eran la renacionalización de
servicios públicos como el transporte ferroviario, la energía, el agua o
el servicio de correos; la paralización del proceso de privatización
del Servicio Nacional de Salud (NHS por sus siglas en inglés) y del
sistema escolar; la abolición de las tasas de inscripción en la
universidad y el aumento significativo de subsidios sociales. Todos
señalan una clara ruptura con la concepción de la tercera vía del New
Labour.
Mientras que este último había sustituido la lucha por la igualdad en
beneficio de la libertad de “decidir”, el manifiesto reafirmaba que el Labour era
el partido de la igualdad. El otro punto destacado era la insistencia
sobre el control democrático, por lo que el acento se ponía sobre la
naturaleza democrática de las medidas propuestas con el fin de crear una
sociedad más igualitaria.
Se reivindicaba la intervención del Estado, pero ciñéndose al rol de
crear las condiciones que permitan a los ciudadanos hacerse cargo y
gestionar los servicios públicos. Esta insistencia en la necesidad de
profundizar la democracia es una de las características principales del
proyecto de Corbyn .
Se encuentra particularmente en sintonía con el espíritu que inspira
Momentum, que propugna el establecimiento de lazos estrechos con
movimientos sociales. Esto explica la centralidad atribuida a la lucha
contra toda forma de dominación y de discriminación, tanto en relaciones
económicas como en otros ámbitos, por ejemplo, las luchas feministas,
antirracistas o LGTB.
En el centro de la estrategia de Corbyn se encuentra la articulación
de las luchas que se ocupan de otras formas de dominación. En ese
sentido, su política puede calificarse de “populismo de izquierdas”. El
objetivo es establecer sinergias entre las diversas luchas democráticas
que atraviesan la sociedad británica y transformar el Partido Laborista
en un gran movimiento popular capaz de construir una nueva hegemonía.
Está claro que la realización de semejante proyecto significaría para
Gran Bretaña un giro tan radical como el dado por Margaret Tatcher, eso
sí, en dirección opuesta. (...)
El punto fuerte de Corbyn respecto de otros movimientos como Podemos o
France Insoumise es que se sitúa en cabeza de un gran partido y cuenta
con el apoyo de los sindicatos.
Bajo su liderazgo, el Labour ha conseguido que aquellos que
desertaron en tiempos de Blair recuperen el gusto por la política y
atraer cada vez más jóvenes.
Esto demuestra que, al contrario de lo que
muchos politólogos sostienen, la forma de partido no se encuentra
obsoleta y que puede renovarse articulándose con los movimientos
sociales. Es más bien la conversión de la socialdemocracia al
neoliberalismo la que fomenta la desafección de sus electores.
Cuando se ofrece a los ciudadanos la perspectiva de una alternativa y
tienen la posibilidad de participar en un verdadero debate agonístico,
se apresuran a hacerse oír. Sin embargo, esto requiere abandonar la
concepción tecnocrática de la política que la reduce a mera gestión de
problemas técnicos, así como a reconocer su carácter partidista."
(Chantal Mouffe , profesora de Teoría Política en la Universidad de Westminster, Londres. CTXT, 25/04/18. Este artículo se publicó en Monde.fr el 5 de abril de 2018.
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