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"La Inteligencia Artificial (IA) no es una tecnología más o
una actividad que afecte sólo al ámbito académico y científico. Es una
tecnología crítica para la transformación y la economía digital, por lo
que su disponibilidad o carencia afecta al bienestar, prosperidad e
igualdad de la sociedad española.
Este informe pretende contribuir a un debate verdaderamente “español”, transversal, con propuestas para la construcción de un ecosistema español de IA en
el que participen las administraciones públicas, las empresas, el mundo
académico y la sociedad.
También, se trata de engarzar ese ecosistema
español con el ecosistema europeo y con el resto de los actores o
ecosistemas internacionales. No es una estrategia nacional de IA que le
corresponda al Gobierno impulsar, en línea con otros países y con lo que
pide la Comisión Europea, sino una propuesta para la creación de un
entorno que facilite la creación, desarrollo y sostenibilidad de esa
estrategia.
Como señala la Comisión Europea, el éxito de la
coordinación de la IA descansa sobre tres pilares: (1) aumentar las
inversiones públicas y privadas en IA; (2) prepararse para los cambios
socioeconómicos; y (3) garantizar un marco ético y legal adecuado.
Ninguno de estos pilares se puede construir con un enfoque
exclusivamente gubernamental sino con uno ecosistémico. España dispone
de actores y conocimiento especializados en IA, pero le falta un modelo
de coordinación, por lo que precisa articular un ecosistema que corrija
esa carencia.
El Gobierno precisa asociarse con el resto de los actores
del ecosistema para maximizar su potencial interno y aprovechar las
oportunidades de cooperación en marcos multilaterales (como la UE) o
bilaterales (como el acuerdo franco-alemán sobre IA) en Europa y fuera
de ella. Siendo interdependientes, el ecosistema debe ser inclusivo y
permitir la participación de las administraciones públicas, incluidas
las autonómicas y municipales, así como la de los sectores económicos,
académicos o sociales implicadas en el desarrollo de la IA.
Para señalar objetivos estratégicos y prioridades de IA es
necesario desarrollar una capacidad de inteligencia estratégica en IA
que permita analizar el estado, necesidades y opciones de la IA
española. El mejor conocimiento posible del estado de la IA es
imprescindible para que el análisis estratégico pueda identificar y
seleccionar los nichos y cadenas de valor donde aplicar la IA con mayor
impacto sobre sus objetivos públicos y privados.
La prioridad de esta
inteligencia estratégica, recogida y procesada por el ecosistema,
consiste en estar pendiente de lo que va a venir en IA y no sólo en
sacar partido de lo que ya existe, en conocer qué áreas debe desarrollar
y cuáles consumir. Toda estrategia española en IA debe ser coherente
con una visión de país y con otros ecosistemas y estrategias
tecnológicas elaboradas o en elaboración.
La mayoría de las estrategias conocidas apuestan por
concentrar los esfuerzos nacionales de IA en la prestación de servicios
públicos preferentes y en la producción de alto valor añadido, en lugar
de dispersar los recursos limitados en desarrollos de carácter genérico.
Su necesidad es más urgente en los sectores públicos o privados ya
digitalizados que disponen de datos suficientes para permitir la
aplicación de la IA.
El ecosistema ha de ser capaz de integrar
capacidades de conocimiento con capacidades industriales y sociales. Sus
esfuerzos deberían centrarse en impulsar plataformas industriales que
utilicen la IA como elemento competitivo de sus negocios y en la
prestación de servicios públicos con un gran impacto social.
El desarrollo, captación y retención de talento es crítica,
especialmente cuando escasea, no sólo en España, sino en el conjunto de
Europa y del mundo. La carencia de talento afecta a la investigación y
desarrollo en IA, a la adaptación y reciclaje de los directivos y
empleados de las empresas e industrias digitales y, finalmente, a todos
los niveles educativos.
Para atender las necesidades más urgentes, el
ecosistema deberá comenzar por mejorar las condiciones laborales y
económicas del talento dedicado a la investigación, creando y
financiando un hub de IA que asegure una masa crítica de
investigadores de alto nivel para cubrir las necesidades básicas.
La
articulación permitiría disponer de un Centro de Excelencia,
aunque sea en red, como los elaborados en otros ámbitos de la
digitalización, que añaden valor al desarrollo de la IA del ecosistema
compartiendo talento y financiación. También aportarían a los
investigadores mayor remuneración y estabilidad profesional, así como
una mejor conexión con el mundo empresarial con el que suelen están poco
conectados. Posteriormente, el ecosistema deberá financiar y formar el
talento necesario para facilitar la distribución de la IA a los
servicios públicos y a las empresas, así como para integrarla en todos
los sistemas y niveles educativos y de formación.
La inversión en IA comprende un amplio abanico de
inversiones públicas y privadas, tanto para inversión, desarrollo e
innovación de IA, como para su consumo mediante compra pública o
privada. La Comisión Europea propone que la UE en su conjunto invierta
20.000 millones de euros al año entre 2021 y 2027 en I+D en IA, tanto
público como privado. La financiación comunitaria, complementaria de la
nacional, se establecería como mínimo en 7.000 millones para el período.
España debería adoptar un compromiso de llegar en un plazo
de tres a cinco años a una inversión pública y privada en torno a 200
millones de euros anuales. Se podría pedir un mandato al Gobierno o al
Parlamento para facilitar la presupuestación plurianual. El sector
privado debe participar notablemente en el esfuerzo inversor, porque no
puede esperar que el sector público invierta en la IA que precisan sus
intereses de negocio; al igual que el sector público no puede esperar
que el sector privado atienda intereses que estén fuera del mercado. La
corresponsabilidad en el ecosistema facilita compartir riesgos e
inversiones, también por medio de la habilitación de incentivos
fiscales.
El desarrollo de la IA precisa la construcción de un relato
que permita conocer su trascendencia para la prosperidad y bienestar de
la sociedad. El relato de la Estrategia debe hacer hincapié en las
oportunidades que la IA crea para el bienestar de los ciudadanos, los
servicios públicos y la competitividad de la economía y abordar los
retos incluyendo posibles soluciones. Sin hacerlo, la comunicación estratégica de la IA
convertirá a la inteligencia artificial en un asunto exclusivamente de
competitividad científico-tecnológica o económica. Este relato
informativo debe completarse con la construcción de una reputación
solvente de marca, articulando la capacidad científica del ecosistema
con una gestión eficaz, un liderazgo claro y el respaldo político y
social.
El ecosistema debe ser inclusivo, incluido en materia
social y de género, y transparente. El carácter público o privado no
afecta a la inclusividad porque la cooperación en red del ecosistema es
pública-pública, privada-privada y público-privada simultáneamente.
La transparencia es, además, imprescindible cuando la IA afecta a
derechos, libertades y expectativas de vida de gran parte de la
población, por lo que un ecosistema tiene la responsabilidad social de
la transparencia hacia afuera y hacia adentro del mismo. Siendo
inclusivo y transparente, el ecosistema puede intermediar el diálogo
social desde el principio incorporando disciplinas no asociadas a la IA
que enriquezcan el debate ético, moral y social, facilitando la
“explicabilidad” de la IA.
En cuanto a su gobernanza, el ecosistema necesita impulso
político, que en el sistema español significa desde Presidencia del
Gobierno, y quizá la constitución de un ministerio que agrupara estas y
otras competencias. El ecosistema debe contar con un nivel “estratégico”
potente, con un alto comisionado o similar y un consejo de autoridades
públicas y privadas, además de un nivel operativo o técnico (que podría
incluir un CDTI-IA) y otro táctico. Para agilizar la adopción de
decisiones, el ecosistema deberá funcionar como un nodo, relacionándose
con otros ecosistemas y plataformas (multinodal) y con los distintos
niveles de decisión (multinivel) en red para eludir bloqueos.
Por razones de tamaño y de inversión científica y
tecnológica, la autonomía estratégica de la IA española no puede sólo
depender de un ecosistema nacional. La integración es necesaria en el
ecosistema europeo, a cuyo grupo motor franco-alemán ha de unirse
España, pero no suficiente porque existen otros ecosistemas más
avanzados con los que se debe colaborar y buscar asociaciones
estratégicas.
Los intereses y necesidades españoles en materia de IA le
han de llevar a cooperar con el ecosistema más dinámico y potente en
materia de IA como es el de EEUU, aprovechando la presencia de grandes
empresas estadounidenses y su imbricación en la economía española, pero
no debe descartar la cooperación con los de otros países –China
incluida– o tender puentes (de forma autónoma y/o europea) con los
ecosistemas de IA de América Latina y de África."
(Félix Arteaga, Investigador principal del Real Instituto Elcano; Andrés Ortega, Investigador senior asociado del Real Instituto Elcano, Real Instituto Elcano, Policy Paper 4/2019 - 13/6/2019)
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