"Yeni C. llegó a Madrid desde Ecuador hace nueve años. Desde entonces
esta mujer de 25 años trabaja limpiando casas, cuidando niños... “En lo
que sale, aunque ahora está difícil”, comenta. Está en el país en
situación irregular. Como su pareja, Carlos, de 35 años, que trabajó
durante años en la construcción pero que hace dos perdió el empleo.
“Tuve un problema en una mano y me despidieron, pero tenía casi cinco
años cotizados”, explica. Ahora solo consigue trabajar de vez en cuando
descargando y cargando cajas en Mercamadrid, la prestación se le ha
acabado y no le han renovado los papeles. Aún así, él, Yeni y sus dos
hijos de 10 y dos años tenían tarjeta sanitaria porque estaban
empadronados.
La semana pasada, cuando Yeni fue al médico con los niños,
le avisaron de que su tarjeta y la de su hija mayor se habían caducado y
debían renovarla. “Tengo miedo porque ya no sé con qué me voy a
encontrar ni qué me van a pedir. ¿Y si nos quedamos sin poder ir al
médico? No vamos a poderlo pagar”, lamenta la mujer.
“Yo no me creo que en este país no me vayan a atender si estoy
enfermo”, dice Henry, guatemalteco de 26 años. “¿Cómo no nos van a
curar? ¿Es que somos de otro planeta?”, dice tras el mostrador de un
locutorio de Sevilla entre inquieto, rebufando y riéndose. Lleva cinco
años viviendo en la ciudad, trabajando en comercios, sin documentación
regularizada ni certificado de empadronamiento.
En Andalucía, el
Servicio Andaluz de Salud facilita a todos los extranjeros en situación
irregular, estén empadronados o no, el llamado Reconocimiento Temporal
de Asistencia Sanitaria. Con este documento —en 2011 se emitieron
46.194— tienen derecho a todos los servicios.
“Llevo años esperando el DNI y tener por fin también mi tarjeta de la
Seguridad Social, pero en estos cinco años de trabajo, no he podido
cotizar”, reconoce Henry. “Aunque siempre pienso: por lo menos pagamos
el IVA, por ahí ya damos algo al estado”, se empeña en remarcar. En
cinco años solo ha ido una vez al médico, y fue hace dos meses, para que
le curaran una brecha. “Me atendieron muy bien”, valora mientras se
toca la herida ya curada.
Le dieron 10 puntos sobre la ceja derecha. Henry no alcanza a
vislumbrar el caso de quedarse sin tarjeta sanitaria. “No creo que me
vayan a dejar morirme en la calle. Esto va a ser como Guatemala, que si
no tienes pasta te mueres”, dice." (El País, 23/04/2012)
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