5.5.12

El asesinato de los enfermos: “No creo que me vayan a dejar morirme en la calle. Esto va a ser como Guatemala, que si no tienes pasta te mueres”

"Yeni C. llegó a Madrid desde Ecuador hace nueve años. Desde entonces esta mujer de 25 años trabaja limpiando casas, cuidando niños... “En lo que sale, aunque ahora está difícil”, comenta. Está en el país en situación irregular. Como su pareja, Carlos, de 35 años, que trabajó durante años en la construcción pero que hace dos perdió el empleo. 

“Tuve un problema en una mano y me despidieron, pero tenía casi cinco años cotizados”, explica. Ahora solo consigue trabajar de vez en cuando descargando y cargando cajas en Mercamadrid, la prestación se le ha acabado y no le han renovado los papeles. Aún así, él, Yeni y sus dos hijos de 10 y dos años tenían tarjeta sanitaria porque estaban empadronados.

 La semana pasada, cuando Yeni fue al médico con los niños, le avisaron de que su tarjeta y la de su hija mayor se habían caducado y debían renovarla. “Tengo miedo porque ya no sé con qué me voy a encontrar ni qué me van a pedir. ¿Y si nos quedamos sin poder ir al médico? No vamos a poderlo pagar”, lamenta la mujer.

“Yo no me creo que en este país no me vayan a atender si estoy enfermo”, dice Henry, guatemalteco de 26 años. “¿Cómo no nos van a curar? ¿Es que somos de otro planeta?”, dice tras el mostrador de un locutorio de Sevilla entre inquieto, rebufando y riéndose. Lleva cinco años viviendo en la ciudad, trabajando en comercios, sin documentación regularizada ni certificado de empadronamiento. 

En Andalucía, el Servicio Andaluz de Salud facilita a todos los extranjeros en situación irregular, estén empadronados o no, el llamado Reconocimiento Temporal de Asistencia Sanitaria. Con este documento —en 2011 se emitieron 46.194— tienen derecho a todos los servicios.

“Llevo años esperando el DNI y tener por fin también mi tarjeta de la Seguridad Social, pero en estos cinco años de trabajo, no he podido cotizar”, reconoce Henry. “Aunque siempre pienso: por lo menos pagamos el IVA, por ahí ya damos algo al estado”, se empeña en remarcar. En cinco años solo ha ido una vez al médico, y fue hace dos meses, para que le curaran una brecha. “Me atendieron muy bien”, valora mientras se toca la herida ya curada.

Le dieron 10 puntos sobre la ceja derecha. Henry no alcanza a vislumbrar el caso de quedarse sin tarjeta sanitaria. “No creo que me vayan a dejar morirme en la calle. Esto va a ser como Guatemala, que si no tienes pasta te mueres”, dice."             (El País, 23/04/2012)

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