20.12.18

La rebelión de los cazadores. Son más de un millón. La caza es una afición transversal que ayuda a explicar el vuelco electoral andaluz... y la rebelión de Fernández Vara y García-Page después de que la ministra de Transición Ecológica se mostrara contraria a la caza y a los toros... Teresa Rodríguez fue la única líder que rechazó reunirse con la Federación Andaluza de Cazadores... Y eso se ha notado mucho... mucha gente de IU y Podemos no les votaron por considerar que ponían en riesgo su modo de vida y sus tradiciones... se temía que Susana tuviera que pactar con Adelante Andalucía. Nos sentimos despreciados a nivel social. Nos llaman asesinos cuando somos los que más cuidamos del campo y de nuestros perros, por cierto...

"En el imaginario urbanita la caza está asociada a las familias importantes y a los llamados pomposamente «terratenientes». Es decir: a la derecha más prototípica. Sin embargo, en España hay más de 850.000 licencias de caza (aunque se estima que la cifra de cazadores sobrepasa el millón) que, como es lógico, pertenecen a un amplio espectro socioeconómico.

Basta entrar en los bares de la parte alta de Sanlúcar de Barrameda (o en cualquier venta de Andalucía) para comprobar que junto a las fotos de Curro Romero, Rafael de Paula y Morante de la Puebla están las de los mejores galgos de la zona. La caza es, en efecto, una afición transversal que agrupa desde a aquellos que asisten a cacerías de mil perdices en fincas de 10.000 hectáreas (los menos), hasta los que se contentan con correr una liebre o tirar un par de conejos en algún coto social. 

Y también a la izquierda: Cayo Lara, Antonio Romero, Baltasar Garzón y el ex ministro Mariano Fernández Bermejo son sólo algunos ejemplos de que la caza no es en absoluto una afición de derechas.

Y es precisamente esa transversalidad la que puede ayudar a explicar el vuelco electoral acontecido en Andalucía hace ya dos semanas y por lo tanto, la rebelión de Guillermo Fernández Vara y Emiliano García-Page, barones socialistas de Extremadura y Castilla-La Mancha, respectivamente, después de que Teresa Ribera, ministra de Transición Ecológica, se mostrara contraria a la caza y a los toros.

 

Izquierda equivocada


La Federación Andaluza de Caza (FAC) tiene registrados 100.000 federados y 250.000 licencias de caza. Hace unos meses, su presidente, José María Mancheño, organizó la campaña #Lacazatambiénvota, dirigida a movilizar electoralmente aquellos que quisieran mostrar apoyo por su afición.

 «No se trataba de estar con uno u otro partido, sino más bien de que los partidos apoyaran nuestras demandas», explica. La FAC no pedía nada extraordinario: defensa de la caza, mejoras de los hábitats, investigación científica para la recuperación de especies de fauna silvestre cinegética...

 «Nos reunimos con Susana Díaz, con Moreno Bonilla y con los de Ciudadanos para contarles nuestro programa y que se comprometieran a organizar sus políticas en materia de caza en torno a estos puntos», explica Mancheño.

Por supuesto, también les llamó Santiago Abascal, líder de Vox, que por entonces no tenía representación en Andalucía. Su apoyo fue el más explícito. Tanto que el acto que la FAC organizó con Vox -también lo había hecho con el resto de formaciones- en Sevilla fue el más concurrido.

(...)  Y el vídeo del discurso de Abascal empezó a circular entre los cazadores de Andalucía y sus familias. 

Al mismo tiempo, el programa de Adelante Andalucía respecto a la caza -el punto principal era: «Trazar y elaborar un camino hacia la cinegética y la tauromaquia cero»- comenzaba a hacer lo propio. Teresa Rodríguez fue la única líder que rechazó reunirse con la FAC.  (...)

 

Despreciados


«Y eso se ha notado mucho porque conozco a mucha gente de izquierdas, votantes de IU y Podemos, ¡hasta alcaldes!, que no les quisieron votar por considerar que ponían en riesgo su modo de vida y sus tradiciones», explica Mancheño.

 Ése es, según algunos, uno de los motivos por los que Adelante Andalucía perdió tres escaños (300.000 votos) y Vox irrumpió con tanta fuerza en zonas insospechadas como pueblos de Córdoba, Jaén, en la Sierra Norte de Sevilla o Sierra Morena, en los que PSOE e IU habían obtenido tradicionalmente muy buenos resultados.

 «Evidentemente se temía que Susana tuviera que pactar con Adelante Andalucía. La caza es siempre una moneda de cambio fácil porque los políticos piensan que se trata de algo sin importancia, pero claro que la tiene. Sobre todo para nosotros», cuenta un cazador de la zona que prefiere mantener el anonimato.

Salvador Borrego es militante de IU. De hecho, su mujer es concejal de la formación en Estepa (Sevilla): «Yo voté a Adelante Podemos porque coincido al 99% con sus planteamientos, pero nunca he ocultado mi oposición a la postura de mi partido respecto a la caza. La visión que se tiene es un planteamiento urbanita. Les resulta difícil entender su carácter social». 

Y eso, insiste, ha hecho que muchos cazadores que normalmente apoyaban a IU (o Podemos) prefirieran abstenerse o, «los menos», votar a Vox. «Conozco a varias personas que lo han hecho», ratifica.  (...)

Mancheño incide en otro aspecto para que los cazadores hayan dejado sentir su voz en las urnas. «Nos sentimos despreciados a nivel social. Como si fuéramos ciudadanos de segunda. Nos llaman asesinos cuando al contrario, somos los que más cuidamos del campo y de nuestros perros, por cierto», dice en relación al injusto tratamiento que se le dispensa a los cazadores en los medios de comunicación y en las redes sociales. 

 «Nosotros no vamos a apoyar a ningún partido porque sabemos que nuestros federados mantienen posiciones políticas muy diferentes. Pero sí es verdad que los de Vox han sido los que han hablado más claro a favor de la caza. Y eso se ha notado».      (Emilia Landaluce, El Mundo, 16/12/18)

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