"La votación del miércoles en la Cámara sobre el texto de conversión del decreto legislativo sobre la administración pública, que incluía la enmienda contra los controles del Tribunal de Cuentas sobre los gastos del PNR - que el gobierno quería aprobar en un voto de confianza - es un nuevo paso serio hacia una concepción puramente autoritaria del gobierno. Se podría decir que es otra medida para instaurar la "dictadura de la mayoría" que Meloni pretende practicar.
Viene con el agravante de no contar con un apoyo mayoritario real, sino ser sólo la expresión de la mayor parte de una minoría del cuerpo electoral, que se ha hecho dominante en virtud de una ley electoral equivocada e inconstitucional.
Con un paso tras otro, este gobierno está remodelando los contenidos y las formas del poder estatal, haciendo su agosto con una oposición indefensa que aún está por construir. El dominio de los medios de comunicación contribuye a este objetivo. El gobierno es tan desvergonzado que ni siquiera oculta su irritación y está procediendo a promulgar medidas represivas contra las opiniones divergentes procedentes de organismos independientes - como, por ejemplo, en el caso de las objeciones de la Mesa Parlamentaria de la Cámara sobre la reforma fiscal, o del Servicio Presupuestario del Senado sobre la autonomía diferenciada.
Citando las conmovedoras palabras de Marco Revelli, este es un gobierno con mano dura y piel muy fina. Esto se puede ver mientras intenta sacar adelante el proyecto de ley Calderoli sobre la autonomía diferenciada -contra una serie de obstáculos, incluidas las más de 100.000 firmas depositadas en el Senado en apoyo de una ley de iniciativa popular para modificar los artículos introducidos en la Constitución en 2001; o mientras intenta ampliar el apoyo a favor de la elección directa del primer ministro (cortejando a Renzi). Mientras tanto, se trabaja más concretamente para neutralizar las instituciones garantes que se crearon precisamente para salvaguardar a los ciudadanos de un tipo de poder no controlado por reglas y normas.
Es un buen momento para escrutar atentamente la labor de los órganos de gobierno. En ello coincide la Agencia Europea de Lucha contra el Fraude, que ha anunciado la apertura de una serie de investigaciones sobre la gestión de los fondos de los Planes Nacionales de algunos países miembros. Entre ellos figura Italia, principal receptor de fondos de los PGEU, en segundo lugar de la lista, con 10 investigaciones que en nueve casos terminaron con recomendaciones específicas a las autoridades competentes, tantas como las dirigidas a Hungría. Se trata de un asunto diferente al de las auditorías del Tribunal de Cuentas, ya que los supuestos casos de fraude implican dolo, que no está protegido por el "escudo fiscal" que protege a los funcionarios públicos contra las reclamaciones por negligencia grave, que se amplía con el decreto que ahora va al Senado. (...)
Como es evidente, el enfrentamiento entre el Gobierno y el Tribunal de Cuentas no puede quedar en un mero asunto contable o de procedimiento. Es la punta de un iceberg mucho más grande. La cuestión que está surgiendo, en Italia y no sólo, no se refiere tanto a la cantidad del gasto como a su calidad. Se trata de una cuestión bastante diferente de la viabilidad de los proyectos individuales y de sus plazos, que el presidente de Confindustria tiende a subrayar, destacando la presunta eficacia de lo privado sobre lo público. La cuestión afecta no sólo a Italia, sino también a Francia, y más aún a Alemania, que ha entrado en recesión técnica.
Pero esta cuestión no puede resolverse aumentando el tamaño de los proyectos, convirtiéndolos en grandes obras de infraestructura, como propuso el economista alemán Daniel Gros. Si su fragmentación revela la falta de un diseño unificador, el gigantismo no resolverá la cuestión, sino que la empeorará.
Teniendo en cuenta todos los países implicados, está claro que nos enfrentamos a un punto de crisis en la gobernanza del sistema capitalista, y debe abordarse como tal. La falta de capacidad de planificación por parte del poder público, que ha sido expuesta sin piedad -incluso invocando la excusa de las limitaciones de una economía en tiempos de guerra-, no puede resolverse ni con tiritas, con el habitual vaivén coreografiado de acusaciones entre los que gobiernan y los que no. Por el contrario, requiere la construcción de una nueva agenda, a nivel europeo e interno, sobre la que sea posible construir una oposición coherente, y no sólo: esbozar una nueva política económica alternativa."
(Alfonso Gianni, Il Manifesto Global, 12/06/23; Traducción realizada con la versión gratuita del traductor www.DeepL.com/Translator)
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