"Una pregunta sobrevuela Europa y hasta se extiende fuera de sus
fronteras: ¿es bueno que Grecia abandone el euro? De ella se derivan
otras: ¿se trata de una alternativa posible? Y en todo caso, ¿conlleva
peligros ciertos? Warren Buffet, el ícono del mundo financiero, se
atrevió recientemente a una respuesta.
Como se sabe, Buffet es marca
registrada en el universo de las finanzas y sus movimientos son
analizados con la rigurosidad con que estudian los gestos los jugadores
de póquer. Días atrás, frente a las cámaras de una cadena televisiva
estadounidense, este hombre que ocupa el podio de los más ricos del
planeta señaló que una posible salida de Grecia de la moneda única
podría ser “algo bueno” para la Zona Euro.
Las declaraciones, que hubieran escandalizado a expertos y analistas
de las finanzas tiempo atrás, circularon esta vez libres de todo
dramatismo. Los agentes financieros parecen haber alcanzado un nuevo
consenso: Grecia ya no representa el riesgo de desatar una secuela de la
película de terror que se padeció tras la caída de Lehman Brothers. El
sugestivo cambio de opinión plantea otro interrogante: ¿qué pasó en los
últimos tiempos? (...)
Para responder a esta pregunta es importante hacer un poco de memoria
y recordar la autocrítica del Fondo Monetario Internacional sobre su
intervención en el caso Grecia. En 2013, The Wall Street Journal
difundió un informe del organismo en el que se reconocía, entre otras
cosas que Grecia no cumplía inicialmente con las condiciones para un
rescate, que los análisis de la capacidad de repago habían sido
demasiado optimistas y que el principal beneficiario de la intervención
no había sido Grecia, sino aquellos que ganaron tiempo para librarse de
su exposición a la deuda griega.
El FMI se ha ocupado de liberar a los bancos privados internacionales de sus riesgos y ocupar el rol de acreedor principal. (...)
En una entrevista previa a su ingreso al gobierno, Varoufakis aseguró
que el principal resultado de las intervenciones sobre la deuda griega
fue liberar al sector financiero de los países centrales de Europa de su
exposición a la deuda pública griega. Según esta visión, el sector
financiero aprovechó los rescates para deshacerse de la deuda en riesgo y
entregarla a otras instituciones públicas europeas, es decir a los
propios Estados socios del euro.
La metodología no es novedosa. Circunstancias similares se
registraron durante la crisis de la deuda de América Latina a fines de
la década del ochenta del siglo pasado. Durante casi una década de
abundancia de liquidez internacional, la banca privada volcó los por
entonces denominados “petrodólares” en forma de créditos hacia los
países de América Latina.
La reversión del contexto internacional, la
baja en los precios de las materias primas y por sobre todas las cosas,
la irresponsabilidad con que esos créditos fueron asumidos por
acreedores y deudores (mayormente dictaduras militares) transformaron el
escenario regional, evidenciando la insostenibilidad de las deudas.
Así, tal como se sostiene en el caso de Grecia y la troika, el FMI se
ocupó por entonces de liberar a los bancos privados internacionales de
sus riesgos y ocupar el rol de acreedor principal. Se inició entonces
una dura etapa de ajustes y condicionalidades sobre América Latina, que
daría lugar a la llamada “década perdida del crecimiento”.
A la luz de estos acontecimientos, no llama la atención que una vez
liberados de su “exposición” a la deuda griega, los representantes del
sector financiero recomienden prescindir de Grecia.
La deuda, que ya no
preocupa al sector financiero, fue asumida por las naciones e
instituciones del euro. Por ello, más grave resulta que algunos de los
líderes de la región comiencen a hacer propias estas opiniones, ante el
particular escenario político resultante de las elecciones en Grecia y
los temores a ese “contagio”. (...)
Visto desde América Latina, resolver exitosamente este caso es hoy el
reto más inmediato de Europa para evitar un “accidente” de consecuencias
impredecibles para todos. Ninguna alquimia aritmética puede explicar a
ciencia cierta cuáles son las posibles consecuencias económicas y
políticas de una salida de uno de los socios del euro.
Grecia expresa el
desafío mayor que afronta la Unión Europea: reconstruir el proyecto de
integración solidario, inclusivo y socialmente justo que supo enamorar
al mundo entero. (...)" (Jorge Argüello
, El País, 13 MAY 2015 , Jorge Argüello es embajador de Argentina en Portugal)
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